El 26 de julio es el 207.º
(ducentésimo séptimo) día
del año
en el calendario
gregoriano y el 208.º en los años bisiestos. Quedan 158 días para finalizar el año.
Celebraciones
- Cuba: Día de la Rebeldía Nacional
- Calendario maya: Año nuevo
- España: Carrascosa del Campo (en la provincia de Cuenca): fiestas en honor a Santa Ana y San Joaquín.
- El Salvador: Santa Ana (El Salvador) (Departamento de Santa Ana): fiestas en honor a Santa Ana.
- España: Santa Ana de Pusa (en la provincia de Toledo): fiestas en honor a Santa Ana, patrona del pueblo.
- España: Villanueva de la Vera (en la provincia de Cáceres): fiestas en honor a Santa Ana, patrona del pueblo.
- España: Albal (en la provincia de Valencia): fiestas en honor a Santa Ana, patrona del pueblo.
- España: Tudela (Comunidad Foral de Navarra): fiestas en honor a Santa Ana.
- España: Utebo (Provincia de Zaragoza): fiestas en honor a Santa Ana.
- Ecuador: Día del Deporte ecuatoriano.
- Esperantujo (Comunidad Esperantista): Día del Esperanto en conmemoración a la publicación del Unua Libro.
- Maldivas: Día de la Independencia
PINTOR ESTADOUNIDENSE, RETRATISTA DE NATIVOS
George Catlin (Wilkes-Barre, Pensilvania; 26 de julio de 1796-Jersey City, Nueva Jersey; 23 de diciembre de 1872), pintor estadounidense que se especializó en retratos de nativos americanos de los Estados Unidos en el Viejo oeste.
Además fue escritor y viajero. Tras un tiempo breve como abogado, produjo dos importantes colecciones de pinturas de indios americanos, y publicó una serie de libros sobre sus viajes entre los pueblos nativos de Norteamérica, Centroamérica y Sudamérica. Su interés por la 'raza en extinción' de América se inició por la visita de una delegación india a Filadelfia. Ello motivó su dedicación a la recogida de la apariencia y costumbres de los pueblos nativos de América.
Empezó su viaje en 1830, acompañando al General William Clark en una misión diplomática en territorio nativo a lo largo del alto río Misisipi. Dos años más tarde, recorrió unos 3000 kilómetros, a lo largo del río Misuri desde St. Louis, donde pasó varias semanas entre pueblos indígenas que apenas habían contactado con la civilización europea. Ahí produjo los retratos más vívidos y penetrantes de su carrera. Posteriores viajes a lo largo de los ríos Arkansas, Red y Misisipi, así como visitas a Florida y a los Grandes Lagos dieron como resultado más de 500 pinturas y una sustancial colección de objetos.
En 1837 montó la primera exposición de su 'Galería India', publicó su primer catálogo y empezó a dar conferencias, las cuales estaban dedicadas a sus experiencias entre los indios americanos. A partir de entonces dedicó su vida a vender su colección de pintura india al gobierno. Cuando el Congreso rechazó su petición inicial, se llevó su Galería India fuera del país, y en 1840 empezó una gira europea por Londres, París y Bruselas.
En 1841 publicó Educación, Costumbres Estado de los Indios Norteamericanos, en dos tomos, con cerca de 300 ilustraciones. Tres años más tarde publicó 25 láminas, tituladas Carpeta India Norteamericana de Catlin y, en 1848, Eight Years’ Travels and Residence in Europe. De 1852 a 1857 viajó por América del Sur y Central, y después volvió para una futura exploración del Lejano Oeste. El registro de estos últimos años se recoge en Últimos paseos entre los indios de la Rocosas y los Andes (1868) y en Mi vida entre los Indios (ed. por N. G. Humphreys, 1909). De sus 470 retratos de escenas nativas, la mayor parte constituye la Catlin Gallery del National Museum, en Washington D. C. Hay unos 700 esbozos en el Museo Americano de Historia Natural, en Nueva York.
Familia
Muchos historiadores y descendientes creen que George Catlin tuvo dos familias: su familia reconocida en la costa este de los Estados Unidos, y una familia más al oeste, que formó con una nativa.
Otros dos artistas del Viejo Oeste relacionados con George Catlin por lazos familiares son Frederic Remington y Earl W. Bascom
PINTOR, GRABADOR E ILUSTRADOR FRANCÉS
Nicolas-François Octave
Tassaert, (26 de junio de 1800, París - 24 de
abril de 1874,
París) fue un pintor,
grabador e ilustrador
francés.
Nació en 1800 en París, en el
seno de una familia de origen flamenco y varias generaciones de artistas (los Tassaert), Nicolas-François Octave
Tassaert fue educado primero por su padre, Jean-Joseph-François Tassaert (ca.
1765 - 1835) y luego por su hermano mayor, el marchante de arte Paul Tassaert
quien murió en 1855).
En 1816 Octave aprendió el
arte del grabado con Alexis-François Girard
(1787-1870) y luego estudiaría en la Escuela de Bellas Artes (París) de
1817 a 1825, junto a Guillaume Guillon-Lethière (1860/32).
Tassaert se sintío
decepcionado ya que nunca obtuvo el entonces afamado Premio
de Roma (Prix de Rome) ni tampoco la Legión de Honor (Légion d'honneur). Entre finales de la década de
1820 y principios de la década de 1830 pintó algunos retratos y escenas
históricas si bien para satisfacer sus necesidades económcias trabajó para
distintas editoriales como grabador y litógrafo.
Su primer gran éxito se produjo cuando el duque
de Orleans compró una obra La Mort du Correggio en el Salón de
1834 en el Hermitage, San
Petersburgo.
Aunque su participación en la Exposición
de 1855 fue bien
recibida por la crítica, Tassaert se fue alejando cada vez más del mundo del
arte que él despreciaba y no expuso nada después de la del Salón de 1857.
A pesar de que existían entonces algunos coleccionistas de sus obras, como Alfred Bruyas y Alexandre Dumas (hijo), el artista vendió en
el año 1863 todas las obras de su taller, situado en la rue Saint Georges, al
marchante de arte Pierre-Firmin Martin (Le
Père Martin). Se convirtió en un alcohólico, dejó de pintar ya que su salud
y su vista estabam muy dañadas.
Estuvo tratándose de la vista
en Montpellier,
en 1865, tiempo durante el cual estuvo recuperándose y viviendo con el
coleccionista de arte Alfred Bruyas. Pero después de su regreso
a París su salud siguió siendo muy precaria. Empezó a escribir poesía, aunque
la mayor parte de su producción literaria ha desaparecido. Desesperado,
Tassaert se suicidó
en 1874, en París,
en su modesta casa del nº 13 de la rue du Géorama (ahora rue
Maurice-Ripoche) asfixiado por dióxido de carbono.
Octave Tassaert en muchas de
sus obras denunciaba la injusticia
social tocando la fibra emocional del espectador.
Tassaert trabajaba especialmente las denominadas 'escenas de género', como en
sus obras Le pauvre homme Prud'hon o Le grenier Correggio.
Durante la década de 1850 tuvo éxito con las
obras que representaban la vida de los pobres, las familias infelices, madres,
niños moribundos o enfermos abandonados, sin embargo su trabajo no siempre
recibió la aprobación de la crítica de su época,
PINTOR ITALO-ESTADOUNIDENSE, MURALISTA
Constantino Brumidi (Roma, 26 de
julio de 1805 – Washington D. C., 19 de febrero de 1880) fue un
pintor italo-estadounidense, conocido por sus murales en
interiores, especialmente por la cúpula del edificio del Capitolio de los Estados Unidos en Washington
D.C.
Primeros
años
Su padre, Stauros Brumidi, era
griego y poseyó
una cafetería en Roma;
su madre, Anna Bianchini, era italiana.
Brumidi estudió durante 14
años, comenzando a la edad de 13 años, en la Escuela de Accademia di a Luca
bajo el tutelaje de escultores como Berthel Thorvaldsen y Antonio
Canova y pintores como Vincenzo Camuccini y Filippo Agricola (1776-1857).
Él fue entrenado en las técnicas del fresco verdadero, témpera y
el aceite, y tuvo dominio de la figura humana y la pintura de formas
tridimensionales.
Constantino Brumidi fue
supervisado por sus profesores al realizar sus primeros trabajos importantes:
la decoración del palacio del Príncipe Alejandro Torlonia
(comenzando en 1838) y restaurando con Domenico Tojetti (1840-42) la
undécima bahía del tercio Loggia del Palacio Apostólico de la Ciudad del Vaticano
Desde 1842 hasta 1844, Brumidi
creó pinturas de estilo gótico
para la familia Tortonia, la decoración de la capilla del Palazzo. Se piensa
que en la casa Torlonia, Brumidi fue el responsable de la decoración del nuevo
teatro, donde firmó varios frescos entre 1844 y 1845.
Labor en
Estados Unidos
Una de sus obra más destacadas
dentro de Estados Unidos es La Apoteosis de Washington, un
fresco realizado en 1865 por Brumidi plasmado en la rotonda de capitolio.
SOCIÓLOGO ALEMÁN, SU ÉXITO RADICA EN LA DISTINCIÓN DE COMUNIDAD Y SOCIEDAD
Ferdinand Tönnies (Oldenswort (Eiderstedt),
26 de
julio de 1855 -
Kiel, 9 de abril
1936), sociólogo
alemán,
1909 miembro fundador de la Asociación alemana
de sociología.
Famoso por su distinción de comunidad y sociedad (Gemeinschaft und Gesellschaft, 1887), conceptos que
originan diferentes tipos de relaciones sociales según el tamaño de la
población y su grado de complejidad en la división social del trabajo. Las
comunidades no necesitan del Derecho para regir sus relaciones, al contrario
que las sociedades. El pueblo o el campo están caracterizados por relaciones sociales personales y afectivas. Instituciones sociales representativas de este
tipo de relación son la familia y la iglesia. En contraste con las relaciones impersonales e
instrumentales propias de una ciudad o gran urbe. En este caso la fábrica es
la institución social representativa. Una conclusión es que cuando la división del trabajo es más compleja, más
competitivas e individualistas se vuelven las relaciones entre las personas.
Ferdinand Tönnies nació en una
familia de granjeros en Schleswig-Holstein, ciudad que se encontraba bajo
dominio danés.
Estudió en las universidades de Jena, Bonn,
Leipzig, Berlín, y Tubinga. Se
recibió con un doctorado en Tubinga en 1877. Cuatro años
después se convirtió en profesor particular de la Universidad de Kiel. Hasta 1913 no
sería nombrado titular de cátedra ya que era considerado socialdemócrata
por el gobierno de Prusia, por haber simpatizado con las huelgas obreras de
1896 en Hamburgo.
Pero solo se mantuvo en este puesto durante 3 años. Volvió como profesor
emérito en 1921 y enseñó hasta 1933 cuando fue expulsado por los Nazis, debido a
las críticas que les había hecho en sus primeras obras.
Tönnies publicó más de 900
trabajos y contribuyó a varias áreas de la sociología y la filosofía. Muchos de
sus trabajos sobre teorías sociológicas, incluyendo Gemeinschaft und
Gesellschaft (1887); fueron precursoras de la Sociología Moderna. Él acuñó
el concepto de Voluntarismo. Contribuyó también al estudio del
cambio social, particularmente en Opinión pública, costumbres
y tecnología,
crimen, y suicidio.
Tenía un gran interés en las metodologías, especialmente Estadística,
y la investigación sociológica, inventando la técnica de la asociación
estadística.
Comunidad y
sociedad
La más célebre distinción
sociológica entre los conceptos de comunidad y sociedad se debe a Ferdinand
Tönnies (1855-1936), quien había estudiado numerosas disciplinas doctorándose
en filología clásica. En 1921 fue nombrado profesor emérito de la Universidad de
Kiel, donde había enseñado economía política y filosofía, emeritaje que
desempeñó hasta 1933, año en que fue expulsado por los nazis debido a su
militancia activa en el Partido Socialdemócrata alemán, al que se había
afiliado el año anterior, tras haber permanecido en el socialismo independiente
durante toda su vida. Su orientación hacia la filosofía política se centró en
el estudio de Hobbes y Marx.
Introductor de la estadística en la sociología, crítico del "culto a Nietzsche", y realizador de estudios sobre
las ideas políticas -la democracia, la paz, la representatividad, el
socialismo- y de estudios filosóficos -sobre Hegel y Spinoza, además
de Hobbes y Marx-, su eclecticismo y multidisciplinariedad no le impidió
centrarse en el estudio de la cohesión social y del conflicto social.
Tönnies se preocupó de
estudiar los lazos comunitarios que unen a las minorías étnicas, aspecto
olvidado por los estudios de cohesión social de índole positivista y marxista.
Su más importante contribución a la sociología fue su análisis y descripción de
dos tipos básicos de organización social: la organización social natural
(organicismo) de la que hablaba Aristóteles partiendo de la sociabilidad del
hombre (comunidad); y la organización social artificial (mecanicismo) o
contractual de la que habló Hobbes (sociedad) partiendo de la insociabilidad
del hombre y de la necesidad de un acuerdo de paz. Planteamientos que forman el
tema central de su vida científica y que son tratados en su libro
"Comunidad y sociedad".
Tönnies llama comunidad al
conjunto social orgánico y originario opuesto a la sociedad. En su artículo Gemeinschaft und Gesellschaft,
publicado en el Handwörterbuch der Soziologie, editado por A.Vierkandt (1931),
y en el cual resume las doctrinas expuestas en su libro del año 1887, Tönnies
define la comunidad (Gemeinschaft) como el tipo de asociación en el cual
predomina la voluntad natural. La sociedad (Gesellschaft) es, en cambio,
aquel tipo de comunidad formado y condicionado por la voluntad racional.
Tönnies señala que no se trata de realidades, sino de tipos ideales, pues toda
agrupación humana participa por así decirlo de los dos caracteres mencionados
en proporciones diversas y cambiantes. Y en el primer capítulo de su citado
libro Tönnies había opuesto la comunidad en tanto que agrupación caracterizada
por su vida real y orgánica, a la sociedad en tanto que agrupación o estructura
de carácter mecánico. La contraposición entre lo orgánico y lo mecánico está,
así, en la base de la sociología de Tönnies, pero el desarrollo en detalle de
sus tesis no permite suponer que se trata de una contraposición abstracta; sólo
los hechos histórico-sociológicos permiten dar, a su entender, un contenido
significativo a dicha concepción.
La comunidad posee una
estructura cuya unidad no es el producto de una adición o suma de elementos,
sino un conjunto que, al surgir espontáneamente, posee todos los caracteres de
una totalidad orgánica, en tanto que la sociedad es el resultado del predominio
de los elementos mecánicos, artificiales y racionales que sustituyen las unidades
originarias de la familia, de la tribu y de la aldea por los conjuntos
construidos mediante una reflexión consciente sobre los fines, como la gran
ciudad o el Estado.
Los economistas liberales como
Vilfredo
Pareto o Max
Weber introdujeron la noción de acción social (racional e individual) como
la unidad de observación de los estudios sociales. Noción que iba a ser
problematizada inmediatamente por Tönnies, Durkheim
o Freud.
Esta generación de pensadores sociales se moverá en torno a la crítica y
revisión de los postulados modernos positivistas, como la fe en el progreso o
la confianza en el hallazgo seguro de las leyes de la historia. Y sin embargo
todos ellos aceptarán, con más o menos reticencias, a la subjetividad como
elemento esencial para elaborar sus teorías socio-culturales. Así es como
Tönnies englobará bajo el concepto de voluntad (Wille) las tendencias humanas
subjetivas de orientación hacia los otros seres, que considera no reducibles a
los imperativos biológicos. A diferencia de Freud, por ejemplo, que, en Más
allá del principio del placer (1920) identificaría, a partir de la biología,
dos tendencias operantes en todos los órdenes de la existencia, el Eros
(principio libidinal primordial) y el instinto de muerte, como principios tanto
cosmológicos, como biológicos, culturales o psicológico-individuales.
Si la pasión, el deseo y la fe
dominan a los componentes más raciocinantes y especulativos de la conciencia
nos encontramos con lo que Tönnies llama la "voluntad natural" o
"esencial", Wesenwille, mientras que si lo que predomina es la
deliberación, el cálculo, la manipulación y la evaluación crítica de las
situaciones, lo que tenemos es una "voluntad racional-instrumental" o
Kürwille (Gemeinschaft und Gesellschaft 1887. Trad.esp. Comunidad y Sociedad,
1947. Libro II, sección I). Freud tenía tres instancias, yo, ello y superyo,
entre las que dividir las tendencias subjetivas humanas, de las que tan sólo la
débil instancia consciente detentaba el carácter racional. Tönnies hace
hincapié -como el resto de los pensadores sociales- en que sus dos modos
principales de expresión de la conducta humana no se encuentran nunca en estado
puro. Las clasificaciones las realiza el investigador para facilitar el
análisis de lo complejo aislando parcelas que conforman una unidad, quedando
claro que en la resultante de la acción social participan todas las instancias
analizadas en mayor o menor medida. La conducta no es nunca ni totalmente
apasionada y vacía de todo cálculo (en Freud los sueños sí que podrían tener
este carácter, el del ello) ni totalmente instrumental y racional, desprovista
de pasiones, creencia y valores.
Los dos modos de
estructuración social que surgen, respectivamente, de la "voluntad
natural" y de la "voluntad racional-instrumental" son la
"comunidad" y la "sociedad". Históricamente la
predominancia del segundo sigue a la del primero y generalmente conviven en
tensión constante, por lo que no son modos que se excluyan mutuamente.
La dialéctica entre los
conceptos de cohesión social y conflicto social entran aquí en juego. Pero no
puede atribuirse a la comunidad el aspecto cohesionador y a la sociedad el
aspecto disgregador, sino que en ambos polos de la dualidad tendrán que ser localizados
aspectos integradores y disgregadores. Ciertamente frente a las cohesiones
comunitarias el capitalismo ha ejercido de elemento disgregador, pero no por
ello habría de considerarlo como un factor permanente y completamente
disgregador, ya que por otra parte, el mercado contribuye a crear también
interrelaciones, aunque puede ser mayor y más respetable lo que destruye que lo
que crea.
Las relaciones comunitarias
son de ligamen afectivo, personal, clánico, familiar, tribal, hasta nacional o
nacionalista. Las relaciones asociativas son instrumentales, racionales,
estratégicas, tácticas. En las primeras los hombres se tratan los unos a los
otros como fines en sí, en las segundas como medios para conseguir ciertos
fines. La familia es una comunidad mientras que una fábrica es una asociación.
La nación es un concepto comunitario mientras que el estado es un concepto
social. Ello no significa que no sean dos tendencias que coexisten en conflicto
permanente, entrecruzándose, mezclándose, entrelazándose y generando las
realidades sociales. Así, un gobierno (estado, asociación) puede apelar a los
sentimientos patrióticos (comunitarios) de sus ciudadanos, dándose la
manipulación instrumental y racional de las masas movidas por sentimientos
comunitarios. Tönnies plantea la relación entre las dos voluntades y las dos
tendencias sociales de forma dialéctica y compleja.
La ciencia y el positivismo,
en continuidad con el paradigma ilustrado, piensan que siempre hay un núcleo de
racionalidad no contaminado por las pasiones, creencias o valores. Mientras que
las vertientes filosóficas y sociológicas que se han venido denominando postmodernidad,
declaran que no hay nada que esté ausente de condicionamientos
extra-racionales. Tönnies uno de los primeros en destruir la radical dicotomía
entre razón y pasión, para proponer entender a ambos conceptos en términos de
una polaridad en tensión constante entre dos tendencias divergentes. La
dicotomía razón/pasión se parece demasiado a la división alma/cuerpo de la
teología tradicional como para no sospechar que sea el resultado del más llano
proceso de secularización.
Tipos ideales
Los conceptos de comunidad y
sociedad son tipos ideales forjados ex-profeso para el
análisis simple de los todos complejos y no términos empírico-descriptivos.
Cuando el sociólogo afirma que son éstos componentes de toda sociedad,
herramientas analíticas, los trata y presenta adecuadamente, pero cuando
extrapola la distinción analítica a la realidad histórica anunciando la
extensión de la Gesellschaft en detrimento de la Gemeinschaft los trata como si
fuesen algo más que una distinción analítica, como si correspondiesen a
categorías ontológicas.
Max Weber
intentará salir de las dicotomías simplistas al distinguir la acción racional
"sustancial" de la "formal", y subdividir la acción social
general en su famosa cuatripartición: a) tradicional, b) afectiva, c) racional
en cuanto a los valores y d) racional en cuanto a los fines, es decir,
instrumental.
El interés de Tönnies por
Hobbes fue el que le llevó a la necesidad de ver el aspecto artificioso,
instrumental y arquitectónico de toda sociedad, cuyo orden es impuesto por el
poder del estado, de una clase dominante o de ciertas élites en la cúspide de
las instituciones; e incluso por la confluencia de todos esos grupos de
presión.
Las distinciones entre grupos
primarios y grupos secundarios (Charles Cooley), entre familia y mercado, o
entre sagrado y secular (Robert E.Park), entre relaciones de sentimiento y
relaciones de interés (Theodore Abel), o entre la sociedad folk y la sociedad
urbana (Robert Redfield), entre coaliciones unidimensionales y coaliciones
pluridimensionales (Eric R.Wolf), o entre relación simple y relación múltiple
(Max Gluckmann), proceden todas ellas de la dicotomía tönnesiana.
Talcott
Parsons elaboró una tipología clasificando los tipos de colectividades
posibles según la combinación de uno o más rasgos que se expresan en parejas
antagónicas: afectividad-neutralidad afectiva; colectividad-individualidad;
particularismo-individualismo; calidad-prestación; difusión-especificidad. Los
primeros rasgos remiten a la idea de comunidad, mientras que el conjunto de los
segundos términos remite a la de sociedad; en el sentido de Tönnies.
Émile
Durkheim elaboró también una tipología de las comunidades que dependía de
la naturaleza del vínculo social surgido con la expresión jurídica
(institucionalismo) dominante en cada tipo. Así distinguiría entre dos grandes
grupos: a) Las leyes de las comunidades primitivas, que serían represivas y
propias de una solidaridad mecánica orientada a la venganza y b) Las leyes de
las comunidades civilizadas, que serían cooperativas y propias de una
solidaridad orgánica orientada a la reparación del daño causado. A diferencia
de Tönnies, Durkheim invertirá la posición de lo orgánico y lo mecánico
otorgando el calificativo organicista a la sociedad moderna y el mecanicista a
las sociedades premodernas. A partir de dicha división el sociólogo trazaría su
teoría positivista de la evolución social como el paso de la solidaridad
mecánica de los primitivos hasta la solidaridad orgánica de los civilizados. La
experiencia antropológica contemporánea (Levy-Strauss), sin embargo, ha demostrado que
la distinción durkhemiana está invertida, y que es en los pueblos denominados
primitivos en quienes predominaba la comunidad legislativa y cooperativa de la
reparación, frente a la comunidad del Occidente técnicamente desarrollado, en
la que predomina la comunidad legislativa y represiva de la venganza (Foucault).
Críticas
La gran amplitud de cada
término de la dicotomía tönnesiana ha llevado a la necesidad de precisar y
diferenciar los fenómenos variables que se presentan juntos y sería necesario
distinguir. Así, Tönnies había olvidado diferenciar y tratar con rigor los
fenómenos comunitarios de casta, raza, etnia y tribu, o estudiar los
movimientos milenaristas, la conducta colectiva de las masas y, sobre todo, el
nacionalismo.
A Tönnies se le han planteado
generalmente cuatro críticas:
1- Su dicotomía es una
secularización de alma/cuerpo: un dualismo metafísico.
2- Su explicación es idealista
al plantear que es de la subjetividad humana (dúplice voluntad) de donde surge
la duplicidad social (comunidad/sociedad) en lugar de a la inversa.
3- Su planteamiento dualista
tiende a la condena a la irracionalidad a las comunidades y sólo considera
racionales a las sociedades. Esto equivale a mantener el etnocentrismo, tan
combatido por los antropólogos contemporáneos.
4- Su dúplice tipología
aglutina una enorme cantidad de fenómenos en cada polo que sería necesario
distinguir.
Partiendo de la distinción
sociológica de F. Tönnies entre Gemeinschaft (comunidad afectiva organicista de
sentimientos, emociones y deseos) y Gesellschaft (sociedad racional, mercantil
y mecanicista), tendríamos a la antropología como disciplina que estudiaría las
comunidades o culturas diferenciada de la sociología, que se centraría en el
estudio de las sociedades industrializadas. Tal dicotomía presupone que el
colectivo cultural se diferenciaría del colectivo social en que el primero no
sería consciente de los vínculos que le unen a su tribu, mientras que el
segundo tendría plena consciencia de los elementos que componen su identidad
grupal.
PINTOR ESPAÑOL, ESCENAS COSTUMBRISTAS Y RETRATISTA, ESTILO NATURALISTA
Ignacio Zuloaga Zabaleta (Éibar, Guipúzcoa;
26 de julio de 1870
- Madrid; 31 de
octubre de 1945)
fue un pintor español
que destaca por sus escenas costumbristas y retratos, dentro
de un estilo naturalista de recio dibujo y colorido oscuro, influido
por Ribera y Goya,
en oposición al estilo luminoso y optimista de Sorolla.
Perteneció a una saga de
artistas: fue hijo del damasquinador Plácido Zuloaga y sobrino del ceramista Daniel
Zuloaga, que ejerció cierta influencia sobre él. Trabajó de niño en el
taller de su padre en Éibar, donde tuvo los primeros contactos con el dibujo y
el grabado.
Su formación escolar se realizó con los jesuitas en Francia,
completándose en Madrid,
París y Roma.
Zuloaga vivió vinculado con Segovia, en cuya
capital tuvo un estudio hasta 1913, además de con la villa de Pedraza, donde compró el castillo de los Velasco
en 1925.
Primeros
años
Nacido en Éibar en 1870, en
una familia de armeros y artistas, en 1887 presentó un cuadro en la Exposición
Nacional de Madrid, titulado Un sacerdote rezando en una habitación antigua.
En ese primer periodo, copia en el Museo
del Prado obras de Velázquez y El Greco, a los que considerará, junto a Zurbarán, Ribera
y Goya, como sus maestros. El año siguiente
pintaría Fuente de Éibar y El ciego de Arrate, sus primeras obras
conocidas.
Se va a Roma en 1889 y estudia
a los maestros del Renacimiento. Su estancia dura más de medio
año. Pinta El forjador herido.
En 1890 se traslada a París y
vive en Montmartre.
Frecuenta la Academia de la Palette, con maestros como Carrière.
Presenta un cuadro en la Exposición Nacional de Madrid. Amistad con Santiago Rusiñol y los artistas catalanes de
Montmartre. Entabla amistad con Toulouse-Lautrec, Jacques Émile Blanche, Degas,
Maxime Dethomas y Gauguin.
Vive en la rue Durantin, rue Cortot y rue des Saulnes. Le atrae la pintura de Monet, Degas y
Carrière. Encuentro con Pablo Uranga. Presenta "El forjador" en el
Salón de los Artistas Franceses. Expone, junto con Gauguin, Van Gogh, Degas y Toulouse-Lautrec,
y enseguida adquirirá fama representando la parte gráfica de la generación del
98. Enrique Lafuente Ferrari diría de él:
Zuloaga
extraía de sus motivos la máxima capacidad de expresión, magnificándolos hasta
un plano de verdadera grandeza artística y humana
Entre 1891 y 1895 mantuvo una
intensa relación con el grupo de Gauguin (Paco
Durrio, Emile Bernard, Paul Maurice) con el que ese mismo
año expuso en la galería Le Barc de Boutteville, presentando dos
paisajes. Viaja a Bilbao,
siendo fundador de la Sociedad Festiva El Escritorio, también conocida
como Kurding
Club, y decora uno de sus muros con el lienzo titulado Amanecer.
En
Andalucía
En 1892 descubre en París dos Grecos, que
adquiere Rusiñol
(ahora conservados en Sitges, Museo del Cau Ferrat).
Vive en la Isla de St. Louis con Rusiñol y Maurice
Utrillo. Acude a la VIII Muestra del Salón de los Independientes con cinco
cuadros. Marcha a Andalucía durante la temporada, buscando sus temas en
España.
Durante 1893 estudió en Sevilla en la
calle de la Feria. Acude al Salón de los Independientes con seis
cuadros. Descubre la obra de James McNeill Whistler y consolida su amistad
con los literatos franceses, si bien huye de las influencias simbolistas
e impresionistas.
Al año siguiente presenta en el Salón Nacional de Bellas Artes de París dos
cuadros: Retrato de la abuela del pintor y El enano don Pedro.
Junto con Rusiñol compra, en París, dos Grecos y viaja por Italia y Suiza. En Bermeo, localidad vizcaína, pinta
los frescos del Casino, que terminará al año siguiente. El otoño lo pasa en Sevilla.
En 1895 realiza una segunda
exposición en Le Barc de Bouteville; muestra 6 cuadros y comparte estudio con
Paco Durrio y Gauguin. Retrata a Valentine Dethomas. Mantiene
su residencia principal en Andalucía hasta 1898. En la Exposición de Barcelona
de 1896 obtiene la 2ª medalla por el cuadro Amigos. Viaja por España y
llega a torear
en la plaza que Manuel Carmona tiene en Sevilla.
En 1898 expone en la Société
Nationale de París. En Barcelona muestra su Víspera de la corrida,
obteniendo la primera medalla. Se traslada a Segovia.
Segovia
A finales del verano de 1898
llega a Segovia, en donde se instala con su tío Daniel
al frente de un taller cerámico. Pinta, entre otras obras, Mi tío y mis
primas, cuadro que será adquirido por el Estado francés para colocarlo en
el Musée du Luxembourg.
El 18 de mayo de 1899 se casa
con Valentine Dethomas, hermana de su amigo, el pintor Maxime. Son sus testigos
de boda Carrière y Albéniz. Viaje de bodas por Europa y regreso a
España, instalándose en Elgueta, localidad cercana a Éibar. Pinta La enana doña
Mercedes. El Estado belga compra El alcalde de Riomoros.
De nuevo en Segovia estudia en
la Casa del Crimen y en la Canonjía.
En París, con motivo de la Exposición Universal, vende el cuadro Vísperas de
la corrida. Esta obra fue rechazada por el jurado español que seleccionaba
las obras que acudirían. Fue comprada por el Estado belga. Realiza exposiciones
en Bruselas,
Berlín, Colonia, Düsseldorf
y Bilbao.
En 1901 inicia una buena y
larga amistad con el poeta Rainer María Rilke. Gana la Gran Medalla de la
Exposición Internacional de Dresde, coincidiendo con Anglada Camarasa y Francisco Iturrino. La relevancia internacional
es ya importante y la Ópera de Berlín le encarga la
escenografía de un montaje de Carmen,
mientras que la publicación Le París Ilustré le dedica un número
monográfico y en Madrid le hacen un homenaje. Al año siguiente establecería
relación con el escultor Auguste Rodin, relación que daría paso a una gran
amistad. En esa época, su litografía El predicador (Segovia) se incluye
en un libro de la editorial Insel Verlag, junto con grabados de James
Ensor, Edouard Vuillard, Pierre
Bonnard, Max Liebermann y otros, lo que demuestra su
notoriedad internacional.
Vuelve a pintar en Sevilla en
1902. Es nombrado Socio de la Nacional de Bellas Artes de París. Su madre,
Lucía Zamora Zabaleta, fallece en Éibar. Poco
después, el 15 de mayo, nace su hija Lucía. Pasa largas temporadas en Segovia
pintando junto a su amigo Pablo Uranga. Su obra se sigue mostrando por diversas
ciudades europeas: París, Burdeos, Múnich, Budapest y Berlín.
En 1904 realiza las pinturas
de Nuestra Señora de Arrate. En Segovia se junta con su amigo Cottet, quien pintará catorce cuadros; a
éste le seguirán otros artistas, empujados por Ignacio a trabajar en Segovia. Daniel
Zuloaga compra la abandonada iglesia de San Juan de los Caballeros, que
albergará el taller y estudio de tío y sobrino. Expone en Düsseldorf invitado
por Rodin, obteniendo un gran éxito. Al año siguiente expone en París, Praga, Róterdam,
Amberes, Lieja, Venecia, Dresde y Viena. En Bruselas,
colabora en el montaje de la ópera Pepita
Jiménez, cuyo autor es su amigo Isaac Albéniz. Viaja por España junto con
Rodin y el coleccionista ruso Tchoukin. Comienza una relación por carta con Picasso.
En 1906 se traslada de nuevo a
París, donde establece su estudio en la rue Caulaincourt, 54. Su hijo Antonio
nace el 10 de enero. Sigue trabajando en su estudio de San Juan de los Caballeros.
De este trabajo saldrán once cuadros que mostrará en París; entre ellos, Toreros
de pueblo y Celestina. En 1907 expone en la Quinta Exposición
Internacional de Barcelona, en la que se le dedica una sala, y obtiene el
premio del Rey y el diploma de honor. Concurren con él Maxime Dethomas y Rodin.
Inicia por Guipúzcoa la búsqueda de unos terrenos donde edificar vivienda,
estudio y museo. En Segovia realiza catorce cuadros, entre ellos Las brujas
de San Millán y El enano Gregorio el botero.
En 1908, obtiene un gran éxito
en la exposición que realiza en París en el Salón Nacional de Bellas Artes. En
Éibar, muestra a sus paisanos Gregorio el Botero, acudiendo el rey.
Pinta en Segovia Los flagelantes y Gregorio en Sepúlveda.
Gira
americana
En 1909 expone en los Estados
Unidos (Nueva
York, Buffalo
y Boston) un
total de 38 cuadros, 15 de ellos con temática segoviana. Se dedica al estudio
del paisaje, ocupándole mucho de su tiempo parisino. Siguiendo su afición por
los toros, acude en Sevilla y en Lora
del Río a un tentadero en la finca Zabariche, perteneciente al ganadero
Urcola. En el mes de octubre Charles Morice escribe una monografía sobre
Zuloaga y aparece publicada en la revista L'Art et les Artistes.
Al año siguiente expone en México, Santiago
de Chile y Buenos Aires (en la capital argentina le
comunican el fallecimiento de su padre, aunque provocando una confusión en el
nombre y destacando una rápida especulación sobre sus cuadros). Presenta
cuadros a la Bienal de Venecia. Adquiere terrenos en Zumaya para
construir, con el tiempo, Santiago Echea. Amante de las
costumbres, prepara el templo de San Juan de los Caballeros para recibir al
Santísimo como si permaneciera vigente al culto. Para ornar la iglesia trajo
los objetos litúrgicos de Éibar. Pinta ahora Víctima de la fiesta y La
familia de mi tío Daniel.
Obtiene el Gran Premio en la
Exposición Internacional de Roma de 1911. Sin embargo, debió acudir fuera de la
representación española por no ser invitado. Paradójicamente fue reclamada su
asistencia por el Gobierno italiano. De 25 obras colgadas, 14 son segovianas.
Viaja por Italia.
En 1912 recibe un homenaje en
Éibar de sus paisanos. En París, Leónce Bénédite le dedica un artículo especial
en L'Art et le Beau. Expone en Viena, Dresde, Budapest, Múnich y
Ámsterdam. La obra más destacada de su estancia segoviana es El cardenal.
En 1913 realiza un homenaje a Goya
en Fuendetodos,
descubriendo una lápida en su casa natal, que compraría al año siguiente. Pinta
Ídolos futuros o Torerillos de Turégano, así como Cortesana española.
En París, Manuel de Falla le espera, pues Ignacio se había
ofrecido para diseñar los trajes y el escenario de la representación de La vida breve. Se inicia una fecunda
colaboración.
El 19 de enero de 1914
presenta en Nueva York, en las Kraushaar Galleries, varios de sus retratos más
famosos, incluyendo La Morenita, con Chal Blanco, con una impresionante
crítica en la revista New York American bajo el título 'Zuloaga's New Work
Shown'.
E1 14 de julio de 1914
inaugura la vivienda de Santiago Echea en Zumaya (Guipúzcoa),
hoy día museo. Expone en Nueva York y Bruselas y por última vez en al Salón de
la Sociedad Nacional de Bellas Artes de París. Pinta Mi prima Cándida y Bailarina
vestida de torero.
En plena Primera Guerra Mundial se manifiesta a favor
de los aliados y participa, mediante la donación de uno
de sus cuadros (el retrato Cándida) para aliviar la situación económica
de la población eibarresa sumida en la crisis de la guerra. Expone en Éibar a
beneficio de los huérfanos de la Guerra Mundial de 1914.
Entre 1916 y 1917 expone en
los Estados Unidos: envía a Nueva York 34 cuadros, de los que 20 son
segovianos. Hace de Santiago Echea atracción para sus
amigos españoles y extranjeros. Realiza los bocetos para la suite de piano Goyescas, de Enrique
Granados. Por los muchos méritos realizados en favor de Francia es
distinguido, por el presidente Poincaré,
con la Legión de Honor. Juan de la Encina, seudónimo de Ricardo Gutiérrez Abascal, publica un
estudio sobre Zuloaga. En los dos años siguientes es requerido para realizar el
retrato de Alfonso XIII. Viaja con el doctor Marañón a Las Hurdes
y a la Sierra de Gredos. En Bilbao, el financiero Sota
compra el cuadro La duquesa de Noailles,
que posteriormente será regalado al Museo de la Villa. En París se estrena la
ópera denominada de forma homónima Goyescas.
Se traslada a Madrid en 1920,
donde instala su taller en el madrileño barrio de las Vistillas. Realiza el
retrato de su amigo Ortega y Gasset. Inaugura en Fuendetodos
el monumento a Goya. En Londres expone en la Real Academia. Junto con Manuel
de Falla y el argentino Enrique
Larreta, estudia montar una obra basada en la novela del segundo La gloria de don Ramiro.
Visita y se entusiasma con la Sierra de Albarracín en 1921. La muerte de su
tío Daniel le sume en la tristeza. Se traslada a Segovia, produciéndose el distanciamiento
de Segovia que rompería acudiendo a Granada al
concurso de cante jondo que ha organizado Falla al año siguiente.
En 1925 vuelve a los Estados
Unidos. Expone en Nueva York, en la sala Reinhardt, obteniendo un gran éxito.
De los 52 cuadros, 15 eran motivos segovianos. Le recibe el presidente Coolidge.
Expone también en Boston y Palm Beach, terminando su gira en La Habana,
donde será recibido apoteósicamente. Compra el castillo de Pedraza de la Sierra.
Se inaugura con una gran
exposición de Zuloaga el nuevo Círculo de Bellas Artes de Madrid
en 1926. Su obra
empieza a ser controvertida por jóvenes artistas orientados hacia las
vanguardias parisinas.
En 1928 la posada de Vizcaínos
de Segovia le sirve como motivo para realizar los decorados de la obra de
Manuel de Falla, El retablo de maese Pedro, tomada del
relato de Cervantes en El Quijote.
En cartón piedra, policromadas por él mismo, realiza una figura de Sancho
y otra del Quijote.
Es nombrado en Madrid
presidente del Patronato del Museo de Arte Moderno en 1931. Retrata a Valle-lnclán
y Pérez de Ayala. En Italia, e invitado por el
embajador de Estados Unidos, pinta La italiana.
En 1936 realiza el retrato del
escultor Julio Beobide. La guerra civil supone un recogimiento en la vida
del pintor, abriéndose camino en el mundo de la escultura. En 1938 gana el Gran
premio en la Bienal de Venecia, que supone un reconocimiento a su obra.
Exposición de Zuloaga en Londres; también se le concede una sala individual.
Zuloaga
durante y después de la Guerra Civil Española
Zuloaga apoyó a las fuerzas
nacionalistas durante la Guerra Civil Española y con posterioridad a
su final al régimen dictatorial del generalísimo Franco,
cuyo retrato pintó en 1940. Este apoyo se explica por las convicciones
conservadoras y reaccionarias del pintor, así como por su percepción
tradicionalista de España. Esto, unido a su clasicismo pictórico lo sitúa en
las antípodas de otros autores como por ejemplo, Picasso
y su Guernica: una obra en la que se ponen de
manifiesto los aspectos negativos del conflicto. Por contra, el incidente de la
guerra que Zuloaga eligió para plasmar pictoricamente fue el Asedio del Alcázar de Toledo en
1936, cosa que llevó a cabo en su obra "Toledo en llamas" de 1938.
Este asedio, y eventos asociados como la muerte del hijo del general Moscardó, fueron inspiración para las
fuerzas anti-republicanas.
El contenido nacionalista de dicha obra está
aliado a la celebración de tradiciones populares por Zuloaga. Las fuerzas de
Franco adoptaron el deseo fascista de purificar países y dejarlos como entidades
unitarias. Estilísticamente, la pintura sobre el Asedio también evita
usar los estilos modernos de representación; una constante en la obra de
Zuloaga y que -paradójicamente- le separa del arte fascista italiano
contemporáneo. La idea de que un vasco como Zuloaga, muy consciente de su
identidad cultural, apoyara a un régimen como el franquista puede parecer
sorprendente.
Con todo, debe tenerse en cuenta que Zuloaga no veía la menor
contradicción entre sentirse vasco y español, como fue el caso de otros
intelectuales vascos, siendo el caso de Ramiro
de Maeztu o Miguel de Unamuno. Por demás, muchos en el País
Vasco también fueron partidarios del Carlismo y su
milicia, los Requetés, que formaron alianza incómoda con la Falange frente a
las fuerzas republicanas.
En una carta escrita en abril
de 1939 a la coleccionista de sus pinturas, la señora Garret, Zuloaga declaró:.
Gracias a Dios, y a Franco,
¡al fin se ganó la guerra y terminó! Y terminó, a pesar de los deseos de los
países llamados democráticos - ¡que farsa, qué vergüenza, cuando esos países
conozcan la verdad de este drama! Todos trabajaremos con todas nuestras fuerzas
para reconstruir una nueva España (una, grande y libre) para españolizar
España, y deshacernos de todas las influencias externas, de modo que podamos
mantener nuestra grandiosa esencia. Ese es mi sueño en el arte. Odio las modas
(que son destructivos para las características raciales) Uno debe (para bien o
para mal) ser uno mismo, y no imitar el estilo de nadie más. Voy a dedicar los
años que me quedan para ese fin. ¡Qué vergüenza en el futuro para esos países
que causaron los crímenes, el vandalismo salvaje, que imperó dentro del clan
soviético en España!
Después de 1940, Zuloaga
declaró estar horrorizado, como francófilo (y casado con una francesa) cuando
Hitler derrotó a Francia en la guerra.
Nueve años después de su
muerte, el régimen de Franco le dedicó en 1954 una serie de billetes de 500
pesetas.
Brinton en su ensayo de 1909 fue profético sobre la adulación futura de
Zuloaga al falangismo:.
Él personifica en forma
extrema el espíritu de la autocracia en el arte, el principio del absolutismo
tan típico de su raza y país. En estos cuadros audaces y positivos, no se
encontrará ningún indicio de cobardía o el compromiso. Las obras son
desafiantes, casi despóticas. No se esfuerzan por buscar simpatía, y no tienen
miedo de ser francamente antipáticos ... los tonos son frecuentemente acídicos,
y las superficies a veces duras y metálicas. Reaccionario, se puede suponer ...
Una vez finalizada la guerra,
en 1941 expone individualmente en el Museo de Arte Moderno de Madrid y al
año siguiente en Barcelona en la sala Argos; la última exposición celebrada
en vida del artista se realiza en Madrid en la taberna de Antonio Sánchez, propiedad de
su gran amigo y alumno Antonio Sánchez.
En 1945, después de veinte
años de cursada petición, es nombrado hijo predilecto de Guipúzcoa
por mediación de la Sociedad Bascongada de Amigos
del País. Además de retratos de sus amigos, pinta Las presidentas.
También ha dedicado su creatividad a la elaboración de bodegones.
Muere en su estudio de Madrid un 31 de
octubre de 1945 y es enterrado en San
Sebastián.
Obras y
estilo pictórico
La pintura de Zuloaga fue de
las más discutidas por la crudeza de su dramatismo. La expresión de un realismo
empecinado en presentar la crónica de la época, particularmente de una Castilla en cierto modo deformada por la literatura del 98.
Fue un gran aficionado a los toros,
tema que representó en sus cuadros, llegando a salir al ruedo en alguna
ocasión. Es de destacar el cuadro Corrida de toros en Éibar de 1899, obra que estuvo en las colecciones privadas
del Museo
Thyssen hasta marzo de 2011 y ahora se expone en el Museo Carmen
Thyssen-Bornemisza (Málaga). En él se observan elementos que caracterizan
la obra del autor: paisajes urbanos de los pueblos de España, los tipos
populares, la forma realista de abordar las escenas, o la influencia de Goya
tanto en la temática taurina, la forma cruenta de representarla como en el uso
de una paleta cromática oscura donde destaca la presencia del negro, que enlaza
con las pinturas negras del artista zaragozano.
Algunas obras son:
- El reparto del vino, 1900 (Museu del Cau Ferrat, Sitges)
- Celestina, 1906 (Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid)
- Las brujas de San Millán, 1907 (Museo Nacional de Bellas Artes, Buenos Aires). Óleo sobre lienzo (204x198 cm)
- Cabeza de mendigo
- El enano Gregorio el Botero, 1908 (Hermitage, San Petersburgo)
- Paisaje castellano, 1909 (Museum of fine Arts, Boston)
- Doña Adela Quintana Moreno, 1910 (Museo de Bellas Artes, Bilbao)
- Maruice Barrés devant Toledo, 1913 (Museo d'Orsay, París)
Homenajes
La FNMT emitió en 1954 un
billete de 500 pesetas con su efigie que estuvo en circulación hasta 1973. En
el reverso aparece una reproducción de su cuadro "Vista de Toledo".
La compañía Iberia bautizó un Airbus 340
con su nombre.
PSIQUIATRA Y ENSAYISTA SUIZO, FUNDADOR DE LA ESCUELA PSICOLOGÍA ANALÍTICA, FIGURA CLAVE EN LA ETAPA INICIAL DEL PSICOANÁLISIS
Carl Gustav Jung (AFI: ˈkarl ˈgʊstaf ˈjʊŋ) (Kesswil, cantón de Turgovia, Suiza; 26 de
julio de 1875–Küsnacht,
cantón de Zúrich, id.; 6 de junio
de 1961) fue un médico psiquiatra,
psicólogo
y ensayista suizo, figura clave
en la etapa inicial del psicoanálisis;
posteriormente, fundador de la escuela de psicología analítica, también llamada
psicología de los complejos y psicología profunda.
Se le relaciona a menudo con Sigmund
Freud, de quien fuera colaborador en sus comienzos. Jung fue un pionero de
la psicología profunda y uno de los estudiosos de
esta disciplina más ampliamente leídos en el siglo XX. Su
abordaje teórico y clínico enfatizó la conexión funcional entre la estructura
de la psique y
la de sus productos, es decir, sus manifestaciones culturales. Esto le impulsó
a incorporar en su metodología nociones procedentes de la antropología,
la alquimia,
la interpretación de los sueños, el arte, la mitología,
la religión
y la filosofía.
Jung no fue el primero en
dedicarse al estudio de la actividad onírica. No obstante, sus contribuciones
al análisis de los sueños fueron extensivas y altamente influyentes. Escribió
una prolífica obra. Aunque durante la mayor parte de su vida centró su trabajo
en la formulación de teorías psicológicas y en la práctica clínica, también
incursionó en otros campos de las humanidades, desde el estudio comparativo de las religiones, la filosofía
y la sociología
hasta la crítica del arte y la literatura.
Carl Gustav Jung nació en 1875, en Kesswil (Suiza), un
pueblecito junto al lago Constanza en el cantón
suizo de Thurgau. Seis meses después de su nacimiento, la
familia se trasladó a Laufen (junto al Rin), arribando finalmente en Kleinhüningen, junto a Basilea, en
1879.
Formará parte del seno de una
familia de ascendencia alemana y de tradición religiosa. Su padre era pastor luterano
dentro la Iglesia Reformada Suiza, y sus padres pertenecieron a dos importantes
familias de la Basilea
del siglo
XIX.
El abuelo paterno de Jung, Karl
Gustav Jung (1794-1864), médico exiliado
de Heidelberg,
organizó la facultad de medicina de la Universidad de Basilea, donde enseñó anatomía
y medicina interna, y la ampliación de su hospital
general. Todo esto gracias a su relación de amistad con A. von Humboldt. Sería también el rector de
dicha universidad, conocido dramaturgo y Gran
Maestre de los francmasones suizos. También
dirigió una institución psicológica para niños con déficits psíquicos.
El abuelo materno, Samuel
Preiswerk (1799-1871) fue arcipreste
de la iglesia de Basilea, filólogo autor de una gramática hebrea, y precursor y
promotor del sionismo.
El Romanticismo
estaba continuamente presente en el hogar, con aparición de espectros y demás
fenómenos parapsicológicos.
El padre de Jung, Paul
Achilles (1842-1896) abandonó su
carrera de filólogo en lenguas semíticas para ejercer como clérigo en
una iglesia reformada suiza. Ampliaría su labor en la clínica psiquiátrica
Friedmatt de Basilea desde 1888. Fallecería meses después de que Jung iniciara su carrera
de medicina en la Universidad de Basilea.
Su madre Emilie Preiswerk (1848-1923) se caracterizó
por tener una personalidad marcadamente disociativa que determinó enormemente el
rasgo intuitivo
de Jung.
Un primer hermano de Jung,
Paul, nacido en 1873,
fallecería al poco tiempo. En 1884, y con nueve años de diferencia, nacerá su única hermana,
Johanna Gertrud, que moriría en 1935.
De niño fue introvertido y muy solitario. Aunque la
relación con sus progenitores era muy próxima y afectuosa, desde temprano
sentiría cierta decepción por la manera en que su padre abordó el tema de la fe, a la que consideraba
tristemente precaria.
La «religión
teológica» no podía servirme para nada, pues no correspondía a mi experiencia
de Dios. Sin esperanza de saber, exigía creer. Esto lo había intentado mi padre
con grandes dificultades y había fracasado en ello. Mal podía mi padre
defenderse contra el ridículo materialismo del psiquiatra. ¡Esto era también
algo que debía creerse exactamente como la teología! Yo estaba más seguro que
nunca que a ambas les faltaba tanto la crítica del conocimiento como la
experiencia.
Jung no era, sin embargo,
hostil a la religión, sino que por el contrario declararía que el ser humano es
religioso "por naturaleza" y en su trayectoria resaltaría el valor de la
experiencia religiosa para el entendimiento de la mente humana, rescatando
simbolismos de la tradición cristiana y reinterpretándolos desde su perspectiva
psicológica. Por esto mismo, la religiosidad fue uno de
los objetos principales de su estudio, y más tarde mostraría interés por el misticismo.
Periodo
escolar y universitario
Durante su adolescencia y
juventud fue un lector entusiasta, especialmente cautivado por la obra
literaria de Goethe. También era profundo su interés
por los ensayos de filósofos como von Hartmann y Nietzsche. En su autobiografía, describe el
acercamiento a la obra de este último Así habló Zaratustra como una experiencia
conmocionante, sólo comparable a la inspirada por el Fausto
de Goethe.
Jung anhelaba estudiar arqueología
en la universidad, pero su familia carecía de recursos para enviarlo más lejos
de Basilea,
donde no dictaban esa carrera, por lo que (contra los deseos de su entorno)
decidió estudiar medicina en la Universidad de Basilea, entre 1894 y 1900, y pudo ingresar
en una asociación estudiantil, la Zofingia, a la
que ya había pertenecido. El estudiante, antes introvertido, se volvió mucho
más vívido en el nuevo contexto académico. En 1898 comenzó a
reconciliarse con su futura profesión de médico con la convicción de que debía
especializarse. Disponía de dos opciones: cirugía o medicina
interna.
Me inclinaba
por lo primero a causa de mi especial formación en anatomía
y por mi predilección en anatomía patológica, y lo más probable era que
hubiese optado por ella si hubiera dispuesto de los necesarios medios
económicos.
Carl Gustav Jung. Recuerdos, sueños, pensamientos.
Se conformaría finalmente con
la modesta posibilidad de trabajar como asistente en un hospital local con la
finalidad de evitar contraer deudas para poder estudiar.
Durante las vacaciones de
verano, acontecieron dos sucesos los cuales irían conformando el destino y
evolución profesional de Jung. La ruptura por la mitad de una mesa redonda de
nogal, con setenta años de antigüedad, en presencia de su madre, hermana y criada,
y catorce días después, un aparador, mueble originario del siglo XIX.
En su interior se hallaba la cesta del pan, rectangular, dispuesta de tal modo
que en una esquina se encontraba el mango del cuchillo y en las otras tres, los
tres trozos en que había quedado dividido el utensilio. Descartándose
causalidades al uso, supieron de ciertos familiares inmersos en prácticas espiritistas,
y de una médium
de poco más de quince años, los cuales decían querer ponerse en contacto con
él.
Todo ello atrajo el interés de
Jung, generando a lo largo de dos años la elaboración de su propia tesis
doctoral Acerca
de la psicología y patología de los llamados fenómenos ocultos (Zur
Psychologie und Pathologie sogenannter okkulter Phänomene), realizada con
el profesor Eugen Bleuler en la facultad de medicina de la Universidad de Zúrich en 1902. Aun cuando se aludía a una tal «señorita S.
W.» en realidad se trataba de su prima Hélène Preiswerk.
En la clínica, Friedrich von
Müller sustituyó al viejo Immermann, se propuso a Jung el cargo de ayudante en Múnich, hacia
el final de sus estudios. Todo parecía inclinarse hacia la práctica de la medicina
interna, si no fuera porque la mano del destino unida a la curiosidad le
hicieron ojear el Manual de psiquiatría del psiquiatra alemán Richard von Krafft-Ebing.
Me hallaba
en la más viva excitación, pues fue para mí como una fulminante revelación de
que no había para mí otra meta más que la psiquiatría. Sólo aquí las dos
corrientes de mi interés podían confluir y encontrar su cauce por medio de un
declive común. Aquí se hallaba el campo común de las experiencias de los hechos
biológicos y espirituales, que por todas partes yo había buscado sin
encontrarlo. He aquí, por fin, el lugar en que el cruce entre mi naturaleza y
espíritu era ya un hecho.
El 10 de diciembre de 1900 ocuparía su
puesto de ayudante en la clínica psiquiátrica de Burghölzli durante tres años,
dejando atrás Basilea y marchando gustoso a Zúrich. Como
comentará, «durante medio año me encerré para habituarme a la vida y al
espíritu de un manicomio y me leí los cincuenta volúmenes de la Revista
general de Psiquiatría desde sus orígenes, para conocer la mentalidad
psiquiátrica». «En tales condiciones comenzó mi carrera de psiquiatra, mi
experimento subjetivo del cual nació mi vida objetiva».
Actividad en
el campo de la psiquiatría
Ante la pregunta «¿qué sucede
en la enfermedad mental?», Jung se encontrará por entonces, dado el estado de
avance de la disciplina a inicios del siglo XX,
con una labor de abstracción de la personalidad enferma y un reduccionismo
dirigido a diagnósticos, descripción de síntomas y estadísticas.
La psicología del enfermo
mental y su correspondiente individualidad implícita eran inexistentes.
De ahí que el posterior
encuentro con Sigmund Freud le ayudase a revertir dicha tendencia,
sobre todo a través de la psicología de la histeria y del
sueño. Freud
insertaba en la psiquiatría cuestiones de la psicología,
aún siendo realmente neurólogo. El síntoma para Freud era algo diferente que
para la psiquiatría tradicional.
Será en este contexto donde
comience a elaborar y aplicar su famosa prueba de asociación o experimento de asociación de
palabras que lleva su nombre, recordando con ello el caso de una joven
melancólica e infanticida, diagnosticada de esquizofrenia
o dementia praecox grave. El resultado obtenido catorce días después fue
el alta hospitalaria y que nunca más fuera internada.
Recapitula Jung diciendo que
la verdadera terapéutica comienza con la investigación de la «historia personal
secreta» de la persona aquejada por su enfermedad; su averiguación debe remitir
al profesional hacia lo consciente, pero también, y sobre todo, a lo inconsciente,
con lo que el ensayo de asociación, la interpretación de los sueños y el
contacto humano con el paciente son de vital importancia. Todo diagnóstico debe
ir acompañado por tanto de dicha historia personal antes de recabar en la
correspondiente solución psicoterapéutica.
En 1905 se doctoró en
psiquiatría, pasando simultáneamente a ser médico jefe de la clínica
psiquiátrica de la Universidad de Zurich durante cuatro años, hasta su renuncia
en 1909, debido al
exceso de trabajo. Conservaría sin embargo su cargo de profesor auxiliar hasta 1913. Por entonces
focalizaba su interés en psicopatología,
psicoanálisis
y la psicología de los pueblos primitivos.
Se interesó a su vez en la hipnosis, así
como en las figuras de Pierre Janet y Théodore Flournoy.
El caso de la dama de
cincuenta y ocho años en apariencia curada milagrosamente de su parálisis
dolorosa en la pierna izquierda y en su espalda convenció a Jung de la
inoperancia real de la hipnosis al descubrir que ésta podía explicarse en su
mayor medida por la teoría de la transferencia. Y es que la madre proyectaba en la figura del psicoterapeuta
el «ideal» de un hijo aquejado psíquicamente y que además se ubicaba en la
propia clínica.
El hecho de obrar a ciegas, y
su consecuente incertidumbre, además de incluir una postura «directiva»
indeseada, hizo que Jung, al igual que hiciera Freud, descartase la hipnosis
como método terapéutico y se dirigiese hacia la interpretación de los sueños y
de otras manifestaciones de lo inconsciente.
De 1904 a 1905 fundará en la
clínica psiquiátrica un laboratorio de psicopatología experimental, de donde
surgirán tanto la prueba de asociación como los
experimentos
psicogalvánicos, para ser posteriormente invitado, en 1909, por la
Universidad de Clark a exponer sus trabajos. También Freud sería invitado de
modo independiente, recibiendo ambos el grado de Doctor honoris causa.
Por entonces se iniciarían sus
sospechas respecto del origen «psíquico» de la esquizofrenia.
Diversos casos, sobre todo el de Babett S., le llevarían incluso a comprender
por vez primera el lenguaje de las personas aquejadas de dementia praecox.
Me di cuenta
más de una vez que en tales pacientes se oculta en el trasfondo una «persona»
que debe definirse como normal y que en cierta medida es testigo. (...) En los
enfermos mentales sólo es visible exteriormente la trágica destrucción y sólo
excepcionalmente la vida de aquel aspecto del alma que se nos oculta.
Sobre el
método
Enfatizará Jung la
imposibilidad en dar una respuesta terminante acerca del método analítico o
psicoterapéutico ideal. La terapéutica en cada caso es distinta y la curación
debe surgir del propio paciente de manera natural.
La
psicoterapia y los análisis son tan distintos como los mismos individuos. Yo
trato a cada paciente lo más individualmente posible, pues la solución del
problema es siempre personal. Las reglas válidas en general sólo se pueden
formular cum grano salis. Una verdad psicológica es
solamente válida cuando se puede cambiar. Una solución que a mí no se me ocurra
puede ser para otro precisamente la correcta. Naturalmente un médico debe
conocer los denominados «métodos». Pero debe evitar el anquilosarse en lo
rutinario. Las premisas teóricas sólo deben aplicarse con mucho cuidado. Hoy
quizás son válidas, mañana pueden serlo otras. En mis análisis no juegan ningún
papel. Intencionadamente no soy sistemático. Frente al individuo no hay para mí
más que la comprensión individual. Para cada paciente se requiere un lenguaje
distinto.
Se trataría en definitiva de
un vis-à-vis, un diálogo entre dos personas que se interrelacionan e influyen
mutuamente. Se eliminaría de este modo un hipotético desequilibrio en favor del
médico «sano» frente al «enfermo» al cual se le va a aplicar una determinada
metodología. Ello requeriría, por parte del terapeuta, alcanzar la madurez
suficiente como para afrontar una psicoterapia, así como una apertura a toda
expresión cultural que incluya la diversidad de lo humano: simbolismo,
mitología,
etcétera.
El rey y la reina, lámina 2
del Rosarium philosophorum incluida en la
obra de Jung La psicología de la transferencia,
1946. Figura alquímica
ilustrativa de los fenómenos transferenciales desde la
óptica de la psicología analítica
Es más prioritaria la
comprensión individual que la confirmación teórica, y como conditio
sine qua non, «el propio análisis individual del psicoterapeuta», o
«análisis teórico», huyendo nuevamente de una aplicación metodológica
aprendida. Se tendería así hacia la asimilación del conocimiento humano inmerso
en un horizonte donde el alma incluye el mundo y sus concepciones colectivas
dispersas en el espacio y en el tiempo. De lo contrario, la persona analizada
perdería un fragmento de su alma, del mismo modo que el analista el fragmento
de su alma que no aprendió a conocer. En definitiva, el analista debe dejar que
su análisis le afecte personalmente, descartando metodologías e incrementando
su propia autenticidad.
A dicha autenticidad debe
unírsele el hecho de que muchos casos podrán alcanzar la cura sólo si existe
una entrega o renuncia absoluta a uno mismo, «entregarse con todo su ser»; el
psicoterapeuta deberá decidir si implicarse o encerrarse en su propia
autoridad.
Dada su implicación
ineludible, no solamente debe atender la transferencia del paciente, sino
también su correspondiente contratransferencia, es decir, cómo reacciona él
mismo al proceso conjunto con el analizado, y todo ello desde dos vertientes:
1. A nivel consciente.
2. A nivel inconsciente,
observándose a sí mismo, sus propios sueños, etc.
De todo ello depende el éxito
o fracaso del tratamiento, de ahí que cada terapeuta debería tener a su disposición
el control ejercido por una tercera persona, para recabar así otro punto de
vista. El mismo Jung alecciona a disponer «un padre o una madre confesora»,
preferentemente mujer debido a su «mayor capacidad para ello, su excelente
intuición y oportuna crítica. Ven aspectos que el hombre no ve».
La relación entre analista y
paciente puede generar en determinadas ocasiones fenómenos parapsicológicos,
sobre todo ante la existencia de transferencia por parte del analizado, o una identificación inconsciente entre
ambos.
No siempre es correcta la
«cooperación» del psicoterapeuta con el paciente y sus afectos, a veces es
necesaria una «intervención activa».
Respecto de los casos en que
no resulta mejoría, todo juicio resulta difícil dado que muchas veces el efecto
acontece al cabo de los años. «Un juicio sobre el “éxito” es difícil de
emitir».
Para muchos pacientes de
nuestros días a los que se les ha calificado de neuróticos,
tal denominación resultaría innecesaria si viviéramos en épocas donde el ser
humano se vinculaba a través del mito con el mundo del misterio, y a través de este con la
naturaleza viva, aquella que no se contemplaba meramente desde lo externo.
Tales «neuróticos facultativos» son víctimas del desdoblamiento anímico
contemporáneo, no soportan «la pérdida del mito», ni la consecuente sustitución
de la vivencia de la naturaleza por una cosmovisión externa definida en nombre
de la ciencia,
así como la confusión entre sabiduría
y discurso intelectual. Su «cura» radica en cerrar el abismo entre el yo y lo
inconsciente.
Quien ha
experimentado profundamente en sí mismo este desdoblamiento es más capaz de
lograr una mejor comprensión para estos procesos anímicos inconscientes e
impedir aquel típico peligro de desorbitación que amenaza al psicólogo. Al que
no conoce por propia experiencia la influencia nefasta de los arquetipos le será difícil sustraerse de tal
influencia negativa cuando la confronte en la práctica con su experiencia.
Sobrevalorará o subestimará todo esto, porque posee sólo una noción
intelectual, pero no una norma empírica. Aquí comienzan los peligrosos extravíos,
el primero de los cuales es el intento de usurpación intelectual. Tiene por
objetivo secreto sustraerse a la influencia arquetípica y en beneficio de la
auténtica experiencia de un mundo conceptual aparentemente asegurado de modo
artificial, pero meramente bidimensional, que aspira a ocultar la realidad de
la vida con las llamadas ideas claras. La desviación hacia lo abstracto despoja
a la experiencia de su sustancia y le presta el mero nombre, que a partir de
entonces suplanta a la realidad. Nadie está obligado a un concepto y tal es
precisamente la conveniencia buscada que promete protección frente a la
experiencia. Pero el espíritu no vive de los conceptos, sino de los hechos. Las
meras palabras no sirven para nada, lo único que se logra es repetir este
proceso hasta el infinito.
Desde el inicio de su carrera
psiquiátrica se interesó por los estudios de Eugen
Bleuler, Pierre Janet, y sobre todo, Sigmund
Freud. La creación de un método de análisis de los sueños y su
interpretación resultaron muy valiosos en la comprensión de la sintomatología psicótica.
A la edad de veinticinco años
inició Jung la lectura de «La interpretación de los sueños»
(«Traumdeutung», 1900), confesando una insuficiente experiencia como para poder
corroborar por entonces todas las teorías de Freud. Tres años después reinició
su lectura y pudo ya hilvanar la relación con sus propias ideas. Especialmente
dos:
1. Lo que más
le interesó a Jung fue la aplicación del concepto de represión como mecanismo de defensa, trasladado desde el
campo de la neurosis
al de los sueños. Y es que en sus propios experimentos de asociación de
palabras, también Jung hallaba represiones a la hora de emitirse
respuestas ante la sugerencia de determinados términos: o no se producían o el
tiempo de reacción era comparativamente amplio. El experimentador se hallaba en
este caso ante un complejo del paciente, lo cual no hizo más
que constatar las mismas conclusiones a las que llegara Freud desde lo onírico.
2. Sin embargo,
ya desde sus inicios Jung mantuvo su oposición a que la causa de la represión
se hallara en el trauma sexual. Constantemente podía corroborar en
su propia consulta cómo existían numerosos casos que no se avenían a la
sexualidad como etiología.
En el contexto académico de
aquella época, Freud era considerado persona no grata, con lo que Jung
se hallaba en una difícil situación si pretendía hacer explícitas sus
coincidencias y apoyar así la teorización freudiana. Podía proseguir con su
propio trabajo y prometedora carrera sin Freud. A pesar de todo «me declaré
públicamente a favor de Freud y combatí por él».
Lo hizo ante un congreso en Múnich sobre neurosis
forzadas, dado que el nombre de Freud fue deliberadamente silenciado. Jung
escribiría en respuesta en 1906 un artículo para el Münchner Medizinische Wochenschrift
(Semanario médico de Múnich) ensalzando la teoría de la neurosis de
Freud dada su contribución a las «neurosis forzadas», recibiendo como respuesta
sendas cartas de advertencia de que su futuro académico peligraría
proporcionalmente a su persistencia. Jung continuó manifestándose a favor,
aunque manteniendo en discordancia la etiología sexual en las neurosis.
Sería por estas fechas cuando
comenzaría el intercambio de correspondencia entre ambos autores, iniciando
Jung el envío de su obra Diagnostische Assoziationsstudien (Estudios
diagnósticos de la asociación, 1906). En 1907 le enviaría
también Die Psychologie der Dementia Praecox (Sobre la psicología de
la demencia precoz). El intercambio epistolar proseguiría hasta la fecha de
su separación, 1913.
Será gracias a este último
trabajo de 1907, incomprendido también entre sus propios colegas, el que
propiciaría el primer encuentro entre Freud y Jung, a expensas de una
invitación del primero en Viena. Es en este momento cuando se suele rememorar la
sorpresiva pero explícita circunstancia de que en fecha de febrero de 1907, a la
una del mediodía, «hablamos durante trece horas ininterrumpidamente, por así
decirlo».
Impresionó profundamente a
Jung que para Freud la sexualidad significara un numinosum,
impresión confirmada tres años después (1910) en una
conversación nuevamente en Viena.
Mi querido
Jung, prométame que nunca desechará la teoría sexual. Es lo más importante de
todo. Vea usted, debemos hacer de ello un dogma, un bastión inexpugnable contra
la negra avalancha del ocultismo.
Un rasgo de
su carácter me preocupaba en especial: la amargura de Freud. Ya me llamó la
atención en nuestro primer encuentro. Durante mucho tiempo no logré
comprenderlo hasta que pude relacionarlo con su actitud respecto a la
sexualidad. Para Freud la sexualidad significaba ciertamente un numinoso, pero
en su teoría se expresa exclusivamente como función biológica. Sólo la
inquietud con que hablaba de ello permitía deducir que en él resonaba más
profundamente. En última instancia quería enseñar —así por lo menos me lo
pareció a mí— que, vista desde dentro, la sexualidad implicaba también
espiritualidad o tenía sentido. Su terminología concreta era, sin embargo,
demasiado limitada para poder expresar esta idea. Así pues, me daba la
impresión de que trabajaba contra su propio objetivo y contra sí mismo; y no
existe amargura peor que la de un hombre convertido en el más encarnizado
enemigo de sí mismo. Según su propia expresión, se sentía amenazado por la
«negra avalancha», él, que había propuesto principalmente vaciar las oscuras
profundidades.
Y prosigue Jung,
Freud no se
preguntó nunca por qué debía hablar constantemente sobre el sexo, porque este
pensamiento le poseía. Nunca tendría consciencia de que en la «monotonía del
significado» se expresaba la huida de sí mismo, o de aquella otra parte suya
que quizás pudiera definirse como «mística». Sin reconocer esta parte no podía
sentirse acorde consigo mismo. Era ciego frente a la paradoja y la ambigüedad
de los significados del inconsciente, y no sabía que todo cuanto emerge del
inconsciente posee algo superior e inferior, algo interno y externo. Cuando se
habla de lo externo —y esto hizo Freud— se considera sólo la mitad de ello y,
consiguientemente, surge en el inconsciente una fuerza antagónica.
Jung llegaría a decir de Freud
que fue un prisionero de un punto de vista, «una figura trágica, pero un gran
hombre».
Retomando la hipótesis del
Poder de Alfred Adler, Jung establece una relación entre Freud
y Nietzsche, de tal modo que si en Freud se produce una deificación de Eros, en Nietzsche
ocurrirá lo mismo respecto de la voluntad
de poder, dado que Eros y Poder serán dos principios antagónicos pero
complementarios que el ardid de la historia del espíritu había querido que
fueran ensalzados.
Pero toda numinosidad lleva
implícita en su reivindicación su propia destrucción, toda numinosidad es
verdadera en cierto aspecto e incierta en otro. «La vivencia luminosa se eleva
y se hunde a la vez».
De este modo, si Freud hubiera
apercibido el carácter numinoso de la sexualidad
no hubiera generado un reduccionismo biológico,
y Nietzsche, al adentrarse en lo numinoso implícito a la Voluntad de poder,
hubiera dado más importancia a los fundamentos de la existencia humana, sin la
necesidad de un Superhombre.
Siempre que el alma debido a
una experiencia numinosa es sometida a brusca oscilación existe el peligro de
que los hilos de los que cuelga se rompan. Un hombre cae en un «sí absoluto» y
otro en un «no absoluto». Se tiende a los extremos como verdad. De ahí la
necesidad del concepto de nirvana, dice el oriente: «libre
de los dos». «No nos hemos dado cuenta siempre de lo que significa que no
exista nada en absoluto, si una consciencia pequeña —¡oh, tan efímera!— no ha
observado algo de ello».
Sobre
precognición y parapsicología
Cuando Jung visitó a Freud en 1909 en Viena le preguntó
qué pensaba acerca de ello. Recibiría un más que predecible rechazo desde un prejuicio materialista
que remitía al absurdo, todo ello desde el positivismo
más superficial. Sin embargo, «...transcurrieron todavía algunos años hasta que
Freud reconoció la importancia de la parapsicología y la autenticidad de los
fenómenos “ocultos”».
Mientras
Freud exponía sus argumentos, yo sentí una extraordinaria sensación. Me pareció
como si mi diafragma fuera de hierro y se pusiera incandescente —una cavidad
diafragmática incandescente. Y en este instante sonó un crujido tal en la
biblioteca, que se hallaba inmediatamente junto a nosotros, que los dos nos
asustamos. Creímos que el armario caía sobre nosotros. Tan fuerte fue el
crujido. Le dije a Freud: «Esto ha sido un fenómeno de exteriorización de los
denominados catalíticos». «¡Bah —dijo él—, esto sí que es un absurdo!». «Pues
no», le respondí, «se equivoca usted, señor profesor. Y para probar que llevo
razón le predigo ahora que volverá inmediatamente a oírse otro crujido». Y,
efectivamente: ¡apenas había pronunciado estas palabras se oyó el mismo crujido
en la biblioteca! Freud me miró horrorizado.
Viaje a
Estados Unidos
Fotografía en la Universidad de Clark en
septiembre de 1909. En primera fila de izquierda a derecha, Franz Boas, E. B. Titchener, William James, William Stern, Leo
Burgerstein, G. Stanley Hall, Sigmund Freud, Carl G.
Jung, Adolf Meyer, H. S. Jennings. Segunda
fila: C. E. Seashore, Joseph Jastrow, J.
McK. Cattell, E.F. Buchner, E.
Katzenellenbogen, Ernest Jones, A. A. Brill, Wm. H.
Burnham, A. F. Chamberlain. Tercera fila: Albert Schinz, J. A. Magni, B. T.
Baldwin, F. Lyman Wells, G. M. Forbes, E. A. Kirkpatrick, Sandor Ferenczi, E. C.
Sanford, J. P. Porter, Sakyo Kanda, Hikoso Kaksie. Cuarta fila: G. E. Dawson,
S. P. Hayes, E. B. Holt, C. S. Berry, G. M. Whipple, Frank Drew, J. W. A.
Young, L. N. Wilson, K. J. Karlson, H.
H. Goddard, H. I. Klopp, S. C.
Fuller.
El 27 de
abril de 1908
Jung participó en el Primer Congreso de Psicoanálisis,
realizado en Salzburgo,
también denominado Primer Congreso de Psicología Freudiana o Primer Congreso
Internacional de Psicoanálisis. Jung presenta la «teoría freudiana de la
histeria».
El mismo año compra unos
terrenos en Küsnacht, frente al lago
de Zúrich y se propone la construcción de una casa de tres plantas. El 28
de noviembre de dicho año nace su único hijo varón, Franz.
En marzo de 1909 se publica el
primer número del Anuario de investigaciones psicoanalíticas y
psicopatológicas (Jahrbuch
für psychoanalytische und psychopathologische Forschungen), siendo Jung
su editor. Renuncia a la clínica Burghölzli y se muda a su nueva
casa en Küsnacht donde residirá hasta el resto de sus días.
Y el mismo año, Jung es
invitado a la Clark University (Worcester, Massachusetts)
del 6 al 11 de septiembre, para dar unas conferencias sobre los ensayos de
asociación. Freud sería también invitado de forma independiente, acompañándoles
Sándor Ferenczi. Recibirían el doctor honoris causa el día 11. Se
encontrarían en Bremen.
Allí acontecería otra famosa anécdota referente a un desmayo de Freud ante el
interés puntual de Jung acerca de las «momias del pantano».
Freud creía que Jung le deseaba la muerte inconscientemente.
Freud creía que Jung le deseaba la muerte inconscientemente.
Un segundo desmayo acontecerá
en el Congreso psicoanalítico de Münich de 1912, cuando se
disertaba acerca de Amenofis IV. Nuevamente revoloteaba la fantasía sobre el
asesinato del padre, dentro de la relación transferencial entre Freud y Jung.
Si a todo ello sumamos que
Freud había aludido con anterioridad acerca de su deseo de que Jung fuera su
«sucesor y príncipe heredero», y que éste no se hallaba en la tesitura que
permitía satisfacer tal demanda, tanto por discrepancias teóricas como por el
desinterés que le producía el prestigio personal consecuente, no es difícil
recabar una explicación a tales desmayos de carácter «histérico».
El viaje a Estados
Unidos duró siete semanas, durante las cuales permanecían juntos todos los
días y se analizaban sus sueños. Ante algunos de los más importantes de Jung, Freud
no supo qué interpretación darles, incluso uno de ellos parecía constituir una
especie de introducción a la obra Wandlungen und Symbole Der Libido
(Transformaciones y símbolos de la libido),
así como la primera oportunidad que se le presentó a Jung para formular su
concepto de inconsciente colectivo. 28 Un concepto de inconsciente
a priori del inconsciente personal, en el que, al
contrario de Freud, no cabía nada arbitrario ni intención engañosa alguna.
Sin embargo, Jung supo
completar el análisis de un sueño de Freud, para lo cual requería de su
sinceridad y de la comunicación de algún detalle de su vida privada. Freud
respondió: «El caso es que no puedo arriesgar mi autoridad». Jung entendió con ello que Freud anteponía la
autoridad personal a la verdad. El final de la relación estaba ya consolidada
en medio de las aguas del Atlántico.
Del sueño de Jung emergió su
antigua afición a la arqueología, derivando hacia el estudio del simbolismo
y mitología
de los pueblos antiguos. De hecho, en octubre de 1909 Jung escribe a Freud: «La
arqueología, o mejor dicho, la mitología, me ha atrapado», interés palpable
hasta el final de la Primera Guerra Mundial. Durante dicho estudio hallará la obra de una
joven americana, Mss. Miller, quedando impresionado por el carácter mitológico
de sus fantasías. Conjuntamente a su conocimiento sobre mitos surgirá Transformaciones
y símbolos de la libido.
Del 30 al 31 de marzo de 1910
se llevaría a cabo el Segundo congreso internacional de psicoanálisis, en Núremberg,
siendo designado Jung presidente permanente de la recién fundada Asociación Psicoanalítica
Internacional (API) (renunciará en 1914).
Ya en agosto de 1911 se
publicó la primera parte de Transformaciones y símbolos de la libido,
contenido que en sí no conllevaría aún ningún disenso con la ortodoxia
freudiana, pero ya Jung va dejando entrever en sus memorias lo siguiente:
«Ahora lo veía claro. Él mismo (Freud) tenía una neurosis y
concretamente fácil de diagnosticar por sus síntomas bastante desagradables,
como descubrí en nuestro viaje a América. (...) Había visto que ni Freud ni sus
discípulos podrían comprender qué significaba el psicoanálisis en la teoría y
en la práctica, puesto que ni siquiera el maestro había logrado resolver su
propia neurosis. Cuando anunció su intención de identificar y dogmatizar la
teoría y el método, ya no pude cooperar más con él, y no me quedó más opción
que retrotraerme a mí».
Hacia 1912, Jung termina «El
sacrificio», última sección de la segunda parte de Transformaciones y
símbolos de la libido, sabiendo de antemano que lo expuesto le costaría su
amistad con Freud. «Tenía que exponer allí mi propia noción del incesto, la
transformación decisiva del concepto de la libido, además de otras ideas por
las que me diferenciaba de Freud». Se lo comentó a su mujer, estuvo dos meses
preocupado y sin tocar pluma. Finalmente se decidió a escribir y le costó la
amistad con Freud.
Freud se siente disgustado con
los descubrimientos que Jung le va transmitiendo, y así su correspondiente
relación epistolar comenzó a reflejar la creciente tensión entre ambos.
El 25 de febrero de 1912 Jung
funda la Sociedad de intereses psicoanalíticos, encaminándose con ello hacia su
propia versión del psicoanálisis. En septiembre pronuncia unas conferencias en
la Universidad de Fordham de Nueva York. El
tema será el psicoanálisis y sus diferencias con Freud, fundamentalmente:
1. la represión
no da cuenta de todos los estados,
2. las imágenes
inconscientes pueden tener un significado teleológico,
3. la libido, o
energía psíquica, no es exclusivamente sexual.
A su vez, y durante el mismo
mes, se publica la segunda parte de Transformaciones y símbolos de la libido,
donde Jung propone que el incesto alude más al simbolismo que a la literalidad.
Ruptura
En el año 1913 se producirá la
ruptura definitiva con Freud. La separación afecta profundamente a Freud; Jung
está destrozado. Consecuencia directa de dicho estrés fue la contribución a un
colapso nervioso que amenazaba ya desde 1912. Renuncia por tanto a su puesto en
la Universidad de Zúrich, aparentemente porque su consulta privada ha aumentado
mucho, pero es más factible que fuera debido a su estado de salud. Durante
dicha época se instalarán en Zúrich Edith y Harold McCormick, dos filántropos
norteamericanos, siendo ella analizada por Jung, y convirtiéndose en la primera
de varios patrocinadores ricos y muy generosos.
A continuación se reproduce un
extracto de la carta que Freud envió a Jung en 1913, en medio de la crisis que
afectaba la relación entre ambos: la imagen de abajo corresponde precisamente a
esta carta; parte del texto traducido es aquél que aparece resaltado en el
original.
Su alegato
de que trato a mis seguidores como pacientes es evidentemente falso.... Es una
convención entre los analistas que ninguno de nosotros debe sentirse
avergonzado de su propia neurosis.... Pero uno [refiriéndose a Jung] que, mientras
se comporta anormalmente, sigue gritando que es normal da sustento a la
sospecha de que le falta asumir su enfermedad. En consecuencia, propongo que
abandonemos nuestras relaciones personales enteramente.
A partir de este año se
iniciará en Jung su segunda etapa vital y de desarrollo tanto personal como
profesional.
El análisis
del inconsciente
Artículos principales: Libro
Rojo y Siete sermones a los muertos.
Seguidamente, en 1914, el psiquiatra
suizo dimitió de su cargo en la API y organizó, junto con Alphonse
Maeder, las bases de la llamada Escuela de Zúrich. Después de
separarse de Freud comenzó para Jung una época de inseguridad interior y de
desorientación, un período de turbulencia emocional, exacerbado por las
noticias emergentes de la Primera Guerra Mundial, que tuvieron sobre
él un efecto devastador, aun cuando radicara en la Suiza neutral. Henri
Ellenberger calificó la experiencia de Jung como una «enfermedad creativa»
y la comparó con el mismo período para Freud, al que definió en términos de neurastenia
e histeria.
Entonces
tuve un momento de extraordinaria lucidez, en el cual abarqué con la mirada el
camino seguido hasta allí. Pensé: ahora posees la clave de la mitología
y tienes posibilidad de abrir entonces todas las puertas que dan a la psiquis
humana inconsciente. Pero entonces alguien susurró en mí: «¿Por qué abrir todas
las puertas?». Surgió entonces la cuestión de qué era lo que yo había logrado
hasta entonces. Había explicado los mitos de los pueblos primitivos, había
escrito un libro sobre los héroes, sobre el mito en el que desde siempre vive
el hombre. «Pero, ¿en qué mito vive el hombre de hoy?». «En el mito cristiano,
podría decirse». «¿Vives tú en él?», me preguntaba. Si debo ser sincero,
no. No es el mito en el que yo vivo. «¿Entonces ya no tenemos mito?». «No, al
parecer ya no tenemos mito». «¿Pero cuál es, pues, tu mito, el mito en que tú
vives?». Entonces me sentí a disgusto y dejé de pensar. Había llegado al
límite.
Carl Gustav Jung. Recuerdos, sueños, pensamientos.
A un análisis inicial de sus
sueños, fantasías diurnas y contenidos del pasado, siguió la aceptación del
desconocimiento de lo que le sucedía. Así pues, decidió «abandonarse conscientemente
a los impulsos del inconsciente». De ello derivó la necesidad del juego, la
construcción y edificación infantiles como elementos preliminares en el
hallazgo de su propio mito.
Hacia otoño de 1913, Jung
alude a una deslocalización de su sintomatología interna de carácter psíquico.
Es entonces cuando tiene varias alucinaciones
que irán repitiéndose a lo largo del tiempo. La deducción diagnóstica a la que
llegaría tras todo el cúmulo de episodios de aparente carácter psicopatológico
sería la del inicio de una psicosis, consecuencia directa de la ruptura con Freud y
sobre todo teniendo en cuenta los antecedentes familiares existentes
incursionando en lo disociativo. Durante la primavera y
principios del verano de 1914 volverían a sucederse episodios similares de
carácter catastrofista, pero esta vez en forma de tres sueños sucesivos. El 1
de agosto estallaría la Primera Guerra Mundial y con ella la confirmación del
carácter premonitorio de su sintomatología.
Sería el 12 de septiembre de
1913 cuando «me decidí a realizar el primer paso». Decidió por tanto confrontar
los contenidos de lo inconsciente y con ello alumbrar un proceso iniciático
concomitante donde llegará a descubrir la existencia de algo más alto que la
voluntad del Yo y a lo
cual había que someterse. Jung debía sacrificar su ideal y su actitud
consciente. Poco a poco irían surgiendo diversas representaciones arquetípicas: el Héroe (Sigfrido, la
serpiente negra), la Sombra, el propio Yo como complejo, el Viejo sabio
(Elías, Filemón, el
Ka egipcio), el Ánima (Salomé).
Tras una gradual
transformación, en 1916
Jung sentiría la necesidad ineludible de escribir, sintiéndose «impulsado desde
dentro a formular y expresar lo que podría haber dicho Filemón». Será por tanto
desde dicho arquetipo desde donde surgirá la imperiosa obligación a transcribir
el manuscrito de los Siete sermones a los muertos.
Filemón y
otras figuras de la fantasía me llevaron al convencimiento de que existen otras
cosas en el alma que no hago yo, sino que ocurren por sí mismas y tienen su
propia vida.
Será Filemón la imagen deseada
por Jung en esos momentos de perturbación y desorden, «una sabiduría y un
poder supremos que me desenmarañasen las espontáneas creaciones de mi fantasía».
Quien, por un lado, representase la vía de expresión de los «siete sermones», y
quien, por otro, diera lugar a una recapitulación teórica y a una validación de
la existencia autónoma de los arquetipos, más allá de los complejos, extendiendo a lo «colectivo» la
adjetivación «personal» de lo inconsciente freudiano.
En definitiva, todo ello
constituyó un «prólogo» de lo que tenía que comunicar al mundo sobre lo
inconsciente. Además del manuscrito de los Siete sermones a los muertos
elaborado en 1916, Jung fue transcribiendo sus experiencias entre 1914 y 1930
en su famoso Libro Rojo, publicado por primera vez en 2009.
Acerca del
origen de la obra
Artículos principales: Gnosticismo,
Neoplatonismo
y Alquimia.
Para Jung, el análisis del
inconsciente ya se había implantado al inicio de la segunda mitad de su vida.
Añade que necesitó aún veinte años más para comprender los contenidos de sus
imaginaciones. Pero que lo fundamental en su obra fue hallar «la prueba de la prefiguración
histórica de las experiencias internas». Es decir que, para confirmar sus
ideas, debió buscar sus premisas en la historia. En
ello desempeñó un papel fundamental su hallazgo de la alquimia.
Desde 1918
hasta 1926 me ocupé seriamente de los gnósticos, pues también ellos tropezaron
con el mundo primitivo del inconsciente. Captaron sus contenidos e imágenes,
que manifiestamente estaban contaminados por el mundo de los impulsos. Es
difícil, sin embargo, decir hasta qué punto comprendieron las imágenes, a causa
de la escasez de noticias posteriores, que, por lo demás, hemos de agradecer a
sus adversarios, los padres de la Iglesia. Pero no es probable, en ningún caso,
que tuvieran una concepción psicológica. Respecto a mis interrogantes, los
gnósticos estaban muy lejos en el tiempo para que pudiera relacionarme con
ellos. La tradición entre gnosis y actualidad me pareció rota y durante mucho
tiempo no me fue posible hallar el puente entre el gnosticismo —o
neoplatonismo— y la actualidad. Sólo cuando comencé a comprender la alquimia
reconocí que por medio de ella se produce la vinculación histórica con el
gnosticismo, que por la alquimia se constituye la continuidad del pasado hasta
la actualidad. Como filosofía de la edad media, la alquimia tendió un puente lo
mismo con el pasado, concretamente con el gnosticismo, que con el futuro, con
la psicología del inconsciente.
El establecimiento de la
psicología del inconsciente fue llevado a cabo por Freud a partir de dos
motivos clásicos pertenecientes al gnosticismo:
1. la sexualidad;
2. la autoridad
paterna nociva: pasaríamos de Yahveh y Dios creador, al mito freudiano del padre primitivo superyoico.
Sin embargo, será precisamente
la evolución hacia el materialismo, anticipada ya por la alquimia al ahondar
en la estructura de la materia, la que impide ver a Freud el espectro completo
del gnosticismo: «la pre-imagen del espíritu como otro Dios supremo», (...) «quien
envió la crátera, el vaso de las transformaciones espirituales, en auxilio de
los hombres». La crátera era
un recipiente repleto de espíritu enviado por el Dios creador a la tierra para
bautizar a aquellos que deseaban alcanzar una consciencia superior, un útero
simbólico de renovación y renacimiento espiritual.
Se trataría en definitiva de
la existencia de una carencia fundamental en el mito patriarcal y falocéntrico
freudiano, y es la ausencia de lo femenino que se vislumbra como
principio en la figura gnóstica de la crátera, pero también en el catolicismo,
al sustentar una unilateralidad de lo masculino hasta la bula papal de Pío XII,
que proclamaba el dogma de la Asunción de María en 1950.
Del mismo modo que en el mundo
protestante
y judío
permanece inalterable la figura paterna, en la alquimia sin
embargo, se mantuvo un principio femenino equiparable al masculino, de ahí que
uno de los principales símbolos alquímicos femeninos fuese el vaso en el que se
producían las transformaciones de la materia, o retorta.
Jung comenzó a comprender la
esencia de la alquimia a través del texto alquímico chino que Richard
Wilhelm le envió en 1928: «Goldene Blüte» o «El secreto de la Flor de Oro».
Le siguió por encargo a un
librero de Múnich
la «Artis Auriferae Volumina Duno» (1593). Sin embargo el
acceso al complicado lenguaje e imaginería alquímicos se le resistía y lo
dejaba por imposible. Llegaba a decir: «¡Dios mío!, ¡qué absurdo! Eso no hay
quien lo entienda».
Hasta que se dio cuenta que
predominaba el simbolismo en toda la disciplina, y recordando el célebre
sueño en que quedaba atrapado en el siglo XVII, concluyó: «¡Sí, así es! Ahora
estoy condenado a estudiar toda la alquimia desde el principio».
Continuó con el «Rosarium philosophorum» (1550), y decidió
procurarse un diccionario explicativo con referencias cruzadas ante la
utilización de expresiones diversas con un sentido que no acababa de
comprender. Poco a poco llegó a entender el sentido de las expresiones
alquímicas, lo cual le llevó más de una década. Terminó dándose cuenta, en
definitiva, de que la psicología analítica concordaba con la
alquimia, considerando su descubrimiento el equivalente histórico a la
psicología del inconsciente.
De ello se extrae la
existencia de un proceso de transmutación arquetípica que evoluciona durante
los siglos, de ahí el Fausto de Goethe, o el mismo proceso
de individuación en Jung. Se trata de un proceso suprapersonal, un «mundus
arquetipus». Es precisamente a través de la alquimia como Jung se percató
de que el inconsciente es un proceso dinámico, recíproco y
bidireccional entre el yo y los contenidos de lo inconsciente, verificable a
nivel individual, por los sueños y las fantasías, y a nivel colectivo, en los
diversos sistemas religiosos y en la transmutación de sus símbolos.
En su obra «Psicología y alquimia» (1944) corrobora que su
etapa de 1913 a 1917 se correspondía
al «proceso de transmutación de la alquimia», y que la relación entre el
simbolismo inconsciente y la religión
cristiana se ejemplificaba con el concepto alquímico de Lapis,
la piedra, como figura paralela a Cristo, así como con el aurum non vulgi y con la viriditas
de los alquimistas. Con ello verificaba Jung la existencia de un «Cristo
alquímico», anima mundi o filius macrocosmi, la inmanencia
del antropos viviente en todo el mundo, «Cristo como unificación de
materia espiritualmente viva y físicamente muerta».
En «Aion» (1951), plantea la
figura histórica, el hombre Jesús. La mentalidad colectiva de la época o
constelación arquetipal, la prefiguración del «antropos», se abatió
sobre él; el hijo del hombre, o hijo de Dios, se enfrentaba al señor de
este mundo. El hecho de que Jesús se convirtiera en el «salvador mundi»
tuvo que ver con la suma de una proyección colectiva procedente de una
constelación arquetipal histórica sobre «una personalidad de talla
aventajada».
La desposesión individual y
colectiva de toda autonomía e independencia espiritual en la época de César,
encuentra su paralelismo en la masificación contemporánea, que también añora el
regreso de un salvador, en este caso bajo la forma de «un hijo de la técnica»,
hallándose sus manifestaciones bajo la apariencia de la expansión mundial del
fenómeno ovni, tal
y como detalla en su obra de 1958 «Un mito moderno. De
cosas que se ven en el cielo».
También observó Jung en la
alquimia la «coniunctio», o «unificación», concepto paralelo al
de transferencia, eje central tanto en psicoanálisis
como en psicología analítica.
Su obra «Respuesta
a Job» se encuentra ya contenida implícitamente en «Aion», al
ser Job
una prefiguración de Cristo, unidos por la idea del sufrimiento. El antagonismo
de Dios, su ambivalencia, el lado oscuro y numinoso de la imagen de Dios,
fundamenta la obra, a raíz del cuestionamiento de público y pacientes, y sin
pretensión alguna de proclamar verdad metafísica alguna, a diferencia de lo que
llegó a opinar la teología. Jung llegaría a decir «Algo se obstina en mí y
no quiere ser el pez mudo». Existe (...) «la idea de la criatura que
supera al creador por margen escaso pero decisivo».
Finalmente, su obra Mysterium coniunctionis (1955-1956), se constituye
en el culmen de la confrontación entre la alquimia y la psicología analítica.
Vuelve a exponer el tema de la «transferencia», pero sobre todo realiza una
síntesis final entre alquimia y psicología profunda.
Sólo con Mysterium
coniunctionis mi psicología se situó definitivamente en la realidad y se
cimentó históricamente como un todo. Con ello mi tarea estaba terminada, mi
obra hecha y concluida. En el instante en que logré mi objetivo accedí a los
límites más extremos de lo para mí concebido científicamente, a lo
trascendente, la esencia del arquetipo en sí, más allá de lo cual ya no es
posible expresar nada más en el aspecto científico.
Bollingen
Durante la década de los años 20,
con cuarenta y cinco años de edad, una vez superada una crisis existencial «en
la mitad de su vida», y aumentado complementariamente su reputación
internacional, se dedicó durante cinco años a viajar asiduamente, sobre todo
interesado en culturas primitivas.
En 1921 se publicará su
obra «Tipos psicológicos» donde desarrollará sus
ideas de la existencia de dos actitudes de la psique: introversión y extraversión, así como
cuatro funciones: pensamiento, sentimiento,
sensación
e intuición.
También se incluye en dicha obra la primera alusión a su concepto central del sí-mismo
como objetivo de desarrollo psicológico.
Simultáneamente sería durante
esta época cuando comenzó a retirarse a Bollingen,
su segundo hogar o residencia.
En 1922 adquiere en
propiedad unos terrenos a orillas del lago
de Zúrich, ubicación aislada que se situaba a unos cuarenta kilómetros de
su hogar principal en Küsnacht y a dos de una aldea denominada Bollingen.
Se trata de un pequeño pueblo cerca de Rapperswil, en el Cantón de San Galo, Suiza. Es localizado
en la orilla norte de lago de Zúrich y es parte del municipio de Jona.
En 1923 muere su madre.
Jung aprende a esculpir piedra y, con escasa ayuda profesional, inicia la
construcción de su segunda casa caracterizada por un sólido torreón. Más
adelante lo complementará con un vestíbulo, otra torre y un anexo. Descarta la
instalación de electricidad y teléfono. Denominará al edificio simplemente «Bollingen». Será durante el resto de su vida
su lugar de retiro, tranquilidad, renovación, meditación y experimentación
personal.
Viajes
En el curso de la primera
posguerra, Jung se convirtió en un viajero del mundo, gracias a los copiosos
fondos que obtuvo por las ventas de sus libros, honorarios y dinero percibidos
por haber alcanzado el status senior en las instituciones médicas para
las que trabajaba. Los lugares que visitó fueron los siguientes:
África del
Norte
A comienzos de 1920, Jung fue
invitado por un amigo a viajar a Túnez.
Iniciaría el viaje en marzo, dirigiéndose primero a Argelia, de allí
a Túnez, y finalmente recabando en Susa,
dejando partir a su amigo dado que debía atender asuntos de negocios.
Posteriormente se dirigiría
hacia el sur, a Sfax
y de ahí a Tozeur, la ciudad oasis, en el Sáhara. Su siguiente destino sería el oasis de
Nefta, a donde partiría a caballo con su intérprete. Finalizaría su itinerario
regresando a Túnez y embarcando hacia Marsella.
Sería durante esa noche que tendría el famoso sueño del Kasbat.
Relatará que su encuentro con
la cultura árabe le llegará a impresionar poderosamente. De dicho
encuentro extraerá su confrontación con el arquetipo de la sombra, no la individual, sino la colectiva,
aquella que es reprimida en la psique inconsciente por
parte del europeo
y su presunta consciencia civilizada.
La esencia emocional de
aquellas culturas que viven de afectos, reviven en lo «civilizado» una parte de
nosotros que no conviene negar, sino conservar y confrontar, dado que todo
tiene un objetivo y un sentido, y toda nuestra psique se dinamiza en relación
con la economía de un Todo. La consciencia siempre es «parcial».
Pertenecerá Jung a aquellos
que les «dejó el más vivo deseo de volver a África». Lo haría cinco años
después.
Indios
pueblo
En su afán de desligarse del
prejuicio e idiosincrasia contenidas en la consciencia de la cultura del hombre
blanco, prosiguió en su comparación histórica descendiendo a un nivel cultural
más profundo.
Gracias a algunos amigos, esta
vez americanos, visitó a los Indios
pueblo constructores de ciudades, en Nuevo
México, entablando conversación por primera vez con un hombre no europeo, cacique de un
pueblo denominado Tao, y llamado Ochwiä Biano.
Nuevamente confrontará la
crueldad histórica del hombre blanco, nuestra verdadera naturaleza humana, con
su descompensación favorecedora de la «cabeza» y no del «corazón»,
tal y como le fue expresado, de la colonización en nombre de la avidez.
Jung se encontró con un pueblo
cuya religión y el ejercicio de su culto eran inaccesibles y un misterio para
el hombre blanco extranjero, precisamente como instrumento de resistencia y
persistencia en el tiempo frente a éste. Sin embargo, paulatinamente descubrió
una identificación divina con el sol, así como un simbolismo de la montaña y
del agua. Se consideraban a sí mismos como «hijos del padre sol», cuya
religión ayudaba a su padre a recorrer el cielo cada día; si no, existiría una
noche eterna. Su culto involucraba por tanto a toda la humanidad.
Compara entonces Jung el racionalismo
europeo que nos aleja del mundo místico y
la pérdida consecuente que ello conlleva.
Kenia
En otoño de 1925 se dirigió con
dos amigos, inglés y americano, hacia Mombasa, Kenia, en un vapor
Woerman, dado que tiempo atrás había deseado viajar hacia el África tropical.
Tras dos días de estancia en su destino tomaron rumbo a Nairobi. Sería
al atardecer cuando, en tren de vía angosta, emprenderían viaje al interior del
país. En el transcurso del viaje relata Jung un «sentiment
du déjà vu» muy vivo al ver sobre un pico rocoso una figura delgada y
negra, inmóvil, mirando al tren y apoyada sobre una larga lanza.
(...) su
mundo era el mío desde hacía incontables milenios.
Desde Nairobi, y esta vez en
un pequeño Ford, visitaron un gran coto de caza: los Athi
Plains, una amplia sabana repleta de vida animal. Separándose de sus acompañantes
hasta quedar solo, y divisando aquella inmensidad, llegó al siguiente
convencimiento:
Sabana en Masai Mara, Kenia.
(...)
Cuando, estando en Athi Plains, en África Oriental, contemplé desde una pequeña
colina aquellos rebaños de millares de venados pastando en silenciosa calma,
como venían haciendo desde hace inconmensurables períodos de tiempo, tuve la
sensación de ser el primer hombre, el primer ser que sabía que todo eso «es».
Todo ese mundo que me rodeaba estaba aún en el silencio inicial y no sabía que
era. Y justamente en ese momento en que yo sabía, había surgido el mundo y sin
ese momento nunca hubiera existido. Toda la naturaleza busca esa finalidad y la
encuentra, ya cumplida, en el hombre, y siempre sólo en el hombre más
consciente. Cada paso pequeñísimo hacia delante sobre la senda que lleva a la
consciencia crea mundo.
Carl Gustav Jung. Obra completa. Volumen 9/I. Los arquetipos y lo
inconsciente colectivo.
Uganda
Seguidamente tomaron el tren
de Uganda
recabando en un provisional fin de trayecto, Sigistifour, al encontrarse
el recorrido completo en vías de construcción. Mientras se descargaba el
equipaje, se le acercó un inglés que llevaba cuarenta años en África y le hizo
la siguiente recomendación: «Este país no es del Hombre, sino de Dios. Así que,
si algo le pasara, siéntese y no se preocupe». Dios se situaba sobre el Hombre,
el inescrutable designio sobre toda voluntad o propósito.
El recorrido se reinició, esta
vez en dos autos, hasta Kakamengas, la siguiente localidad, y de allí al Monte
Elgon, cuya pared del cráter, a 4000 metros, se divisaba en el horizonte.
Era una marcha conformada por porteadores y una escolta militar de tres
hombres. Tras un incidente en donde fueron atacados por hienas, los
tres blancos recibieron sus apodos correspondientes:
1. El inglés: «Rothals»,
o «el que tiene el pescuezo rojo».
2. El
americano: «bwana maredadi», o «el gentleman atildado».
3. Jung: «mzee»,
o «el anciano», debido al pelo cano, dado que pese a sus cincuenta años
no era frecuente alcanzar la edad avanzada.
A continuación relata Jung la
descripción del modo en que se manifestó un arquetipo, en este caso el de la Cuaternidad:
Recibí una
carta del gobernador de Uganda en la que me rogaba que aceptáramos con nosotros
a una inglesa que regresaba a Egipto a través del Sudán. Se sabía que nosotros
teníamos el mismo plan de viaje y puesto que habíamos conocido a la dama en
Nairobi, no había razón alguna para negarnos. Además nos sentíamos muy obligados
al gobernador por su generosa ayuda.
Menciono
este episodio para mostrar por qué sutiles caminos nuestros actos estaban
influidos por un arquetipo. Éramos tres hombres y ello era puramente casual. Yo
había rogado a un tercer amigo que nos acompañara, pero circunstancias adversas
le impidieron venir. Ello bastaba para configurar el inconsciente o el destino.
Emergía como arquetipo de la tríada, que pide al cuarto, tal como ha ocurrido
una y otra vez en la historia de este arquetipo.
Puesto que
estoy siempre predispuesto a aceptar lo casual que se me presenta, admití
satisfecho a la dama en nuestro grupo de tres hombres. Era deportiva y valiente
y se manifestó como compensación útil a nuestra exclusiva masculinidad. Cuando
mi amigo más joven enfermó posteriormente de un peligroso ataque de malaria
tropical nos sentimos agradecidos por su experiencia como enfermera, que había
adquirido en la primera guerra mundial.
Carl Gustav Jung, Recuerdos, sueños, pensamientos. Otoño de 1925.
Prosiguiendo el safari, alcanzaron
Nandi, y de dicha región llegaron a un parador al
pie del Monte Elgon. Al inicio del ascenso se toparon con el cacique local
emparentado con los Masai.
A más altura decidieron acampar en un claro en cuyas cercanías se hallaba un
poblado de Hotentotes.
Jung pudo entenderse en suahelí con el cacique, que dispuso como porteadores
de agua a una mujer con sus dos hijas semiadultas.
También alude Jung a la visita
que hicieron a los Bugishus, aunque pasarían la mayor parte del tiempo con los
Elgonyi. Comenta que no entabló conversación alguna con ninguna mujer indígena,
dado que era costumbre en aquellas latitudes la comunicación entre los miembros
pertenecientes al mismo género, calificándose lo contrario como búsqueda de
relaciones sexuales, ante lo cual todo occidental perdía tanto la autoridad
como su propia autonomía consciente.
La única excepción que hizo
fue la hermana de un atento miembro de los Elgonyi, quien le invitó a
conocerla. Jung aceptaría gustoso para a la par obtener una visión de la vida
familiar en dicha cultura.
Cada mañana Jung entablaba
conversación con los curiosos que se le acercaban con interés, sentándose en
una pequeña silla de cuatro patas, y siguiendo las costumbres que a tal fin se
establecían en estas ocasiones. Para ello atendía las indicaciones que su guía
Ibrahim le había proporcionado: sentarse en el suelo e iniciar la charla a
través de la «shauri», o de lo que se iba a tratar en aquella sesión. El
idioma que mayoritariamente se hablaba era un aceptable suahelí
y el «seminario» rara vez superaba la hora, ante el cansancio de los
presentes.
- Sueños
Naturalmente Jung intentó con
tenaz persistencia acceder al mundo onírico que se desarrollaba en los
individuos de dichas culturas, pero un inexplicable miedo y desconfianza era lo
único que se obtenía a la hora de contarle sus sueños. Quizás se tratara del
mismo temor a «la pérdida del alma» que generaba la fotografía.
En cambio, entre los
porteadores, mayoritariamente somalíes
y suajilis,
no era así, dado que disponían y consultaban un «libro árabe de los sueños»,
remitiéndose ante la duda a Jung, debido al conocimiento que éste tenía del corán. De ahí
que le llamaran «el hombre del libro».
En cierta ocasión conversaron
con un laibon, doctor del cacique, al cual se le cuestionó también acerca de
sus sueños, respondiendo con franca melancolía que desde que los ingleses
habitaban África los laibon habían dejado de soñar, y que anteriormente era
frecuente que estos dieran a conocer sueños de tipo premonitorio.
Pero ahora era innecesario. Todo lo sabían los ingleses. La decadencia se
hallaba presente ante el trueque realizado entre dios y el destino, por un
lado, y el racionalismo anglosajón,
por otro.
- Ritos y ceremonias
También efectuó sus intentos
sobre lo numinoso:
especialmente ritos
y ceremonias, hallando un solo ejemplo en la expresión del funeral de una mujer
que al parecer se llevaba a cabo en la plaza de un pequeño pueblo, ante la
cabaña vacía de la difunta. En el centro había un cinturón kauri, brazaletes,
pendientes, fragmentos de ollas y un bastón funerario.
A su vez se enteró de cual era
el ritual funerario de sus vecinos del oeste, a los que calificaban de «gente
mala». Al producirse la defunción se pone en conocimiento del hecho al
pueblo vecino, y al atardecer el cadáver es ubicado y ofrendado en el punto
medio entre los dos pueblos. A la mañana siguiente el difunto ha desaparecido,
presuntamente devorado por la «gente mala». Entre los Elgonyi el cadáver
era trasladado al interior de la selva donde eran las hienas las responsables
reales de su inhumación. Pero nunca encontraron restos de un entierro.
Cuando moría una persona el
cadáver era colocado en el suelo central de la cabaña. El laibon lo
transformaba, esparciendo seguidamente leche a lo largo de toda la estancia y
recitando en voz baja: «¡ayîk adhîsta, adhîsta ayîk!».
Jung asoció el ceremonial con
cierta alusión donde se decía que al amanecer, salían de la cabaña, escupían en
sus manos y las volvían hacia el sol naciente, sin saber explicar por qué lo
hacían. Lo que sí confirmaría su interlocutor es que ésta era la verdadera
religión compartida por todos los pueblos: kevirondos, buyandas, todos
practicaban el culto al sol «en su salida al amanecer», o «Adhîsta»,
sólo en dicho instante era Dios, o «mungu».
En dicha ofrenda ritual
destacan tres aspectos:
1. Ofrenda al
sol: su nacimiento es divino.
2. La saliva: es
asociada al maná personal, fuerza curativa, mágica y vital.
3. Aliento, o «roho»:
1. En árabe:
«ruch».
2. En hebreo:
«ruach».
3. En griego:
«pneuma».
Significa
viento y espíritu.
Lo gestual conforma por tanto
un sumatorio de significados arquetípicos que se pueden ensamblar y expresar
a través de la siguiente frase: «Yo ofrezco a Dios mi alma viva»,
alusión lingüística muy próxima a: «Señor, en tus manos encomiendo mi
espíritu». Se redescubre así una preexistencia arquetipal con independencia
de tiempo y lugar, en este caso entre el cristianismo
y el culto
solar africano de los Elgonyi, y pueblos afines.
También rendían culto al «ayîk»,
un «sheitan» o diablo terrenal, fundamento del miedo y del mal.
Finalmente, existía el
convencimiento de que el Creador era un concepto integrado por el bien y el
mal, era «m´zuri», belleza implícita tanto en su ser como en su
creación.
Es entonces cuando Jung
comprendió que «m´zuri» se disociaba durante el día en una expresión de
benevolencia, el «adhîsta», el reinado solar, mientras que por la noche
se manifestaba como «ayîk», lo tenebroso, el reinado del mal.
De hecho se vislumbraba una
concordancia con la mitología egipcia:
1. Horus: Adhîsta, el
sol, la luz.
2. Seth: Ayîk, la
oscuridad.
Y del mismo modo que el laibon
integraba ambos opuestos con su ritual, el único momento en el que se podía
visualizar al Creador, como unidad más allá del sol y de la oscuridad, era
dicho amanecer en que surgía inesperadamente de la noche el primer rayo de sol.
Se contemplaba a Dios, mungu; adhîsta y ayîk unían momentáneamente sus
respectivos reinados en su fuente originaria.
Termina Jung con una última
equiparación entre el día, la noche, y el amanecer del macrocosmos,
con la primitiva noche psíquica de hace millones de años y el anhelo de luz
como anhelo de la consciencia, a nivel del microcosmos.
Una vez finalizada la estancia
bordearon la pendiente sur del monte Elgon hasta llegar a la región de los
bugishu, deteniéndose momentáneamente en el parador de Bunambale. Siguieron
hasta Mbala, alcanzando Jinja,
junto al lago Victoria, en sendos camiones Ford. Seguido
viajarían en tren hasta el lago Chioga, y en vapor a Masindiport. Nuevamente un
camión les acercaría a Masinditown, a medio camino entre el lago Chioga y Albert Nyanza. Ya en Rejâj, junto al Nilo, les esperaba un
vapor, y con él el final del trayecto. Navegaron apaciblemente hacia el norte,
terminando en Jartum,
donde se iniciaba Egipto.
India
Jung viajó a la India en 1938 invitado por el
gobierno indo-británico a efectos del jubileo de los
veinticinco años de la Universidad de Calcuta.
Con el preámbulo de disponer
ya de un amplio bagaje en sabiduría oriental, y como intermedio a su interés
por la filosofía
alquímica (durante el viaje estudió por entero el tomo I del «Theatrum
chemicum» de 1602,
de Gerhard
Dorn), entabló amplia conversación con S. Subramanya Iyer, gurú del maharajá
de Mysore, y
muchos otros. No así con los clásicos «santones», ante los que
reivindicaría su propia verdad, y el hecho de que su contexto vivencial era
occidental, no oriental. Sin minusvalorarlos, dudaba en situar su sabiduría
como expresión de una manifestación propia o como fruto de la repetición de un
proverbio milenario.
Pero lo que más interesó a
Jung en su viaje a la India fue el posicionamiento de dicha cultura frente al
concepto del «mal».
Mientras que para la cultura occidental el objetivo es el bien, intentando desechar el mal o evitando estar
a merced de él, para la India y diversas concepciones de oriente, la meta se
hallaría en un estado más allá del bien y del mal, al cual se podría acceder
vía meditación
o yoga. El
posicionamiento unilateral occidental donde el mal se halla subordinado al
bien, o donde incluso quedaría definido como «ausencia de bien» («privatio
boni»), daría paso a una concepción donde ambos conceptos dejarían de tener
entidad propia y pasarían a formar parte de una expresión dinámica y polarizada
perteneciente a un «Todo» que los trasciende, superando dicha entidad
todo intento de denominación conceptual. Así todo, y a efectos de poder ser
aludido, se le ha nombrado como Nirvana, Tao, etc.
El fin último no sería por
tanto de carácter moral, es decir, hacer el bien evitando el mal, cuanto estar
al margen y alcanzar la liberación de los opuestos. Y es en este punto donde
hallamos discrepancia en Jung al mostrar su desacuerdo en la liberación como
fin último y objetivo existencial. El bien y el mal perderían así su
delimitación, ganando a lo sumo la posibilidad de ser definidos desde lo
subjetivo, dando lugar a una concepción o bien carente de ética o tan saturada
de subjetividad que la única vía de escape sería el Nirvana.
Yo, por el
contrario, quiero perseverar en la concepción viva de la naturaleza y de las
imágenes psíquicas. No deseo ni liberarme de los hombres, ni de mí, ni de la
naturaleza, pues todo ello constituye para mí prodigios indescriptibles. La
naturaleza, el alma y la vida se me muestran como la divinidad manifestándose.
¿Qué otra cosa podría imaginarme? El supremo sentido del ser no puede consistir
para mí sino en que «es» y no en que no es o deja de ser.
Por otra parte, negará Jung
también una concepción de liberación «a cualquier precio». La única
liberación factible será aquella que presupone previamente una dedicación e
implicación total, es imposible una liberación sin una experimentación o
realización previas. Dicha ausencia de participación por dificultad,
imposibilidad o denegación, censura una parte del alma e impide
consecuentemente una liberación total.
Un hombre
que no haya pasado por el infierno de sus pasiones no las habrá dominado
todavía. Las pasiones se encuentran entonces en la casa contigua y, sin que él
lo advierta, puede surgir una llama y pasar a su propia casa. En cuanto uno se
abandona demasiado, se posterga o casi se olvida, existe la posibilidad y el
peligro de que lo abandonado o pospuesto vuelva con redoblada fuerza.
Jung visitará Konarak (Orissa), donde
acompañado por un pandit contemplará una pagoda.
Posteriormente se sentirá fascinado por la estupa mayor de Sanchi. En estos
edificios Jung llegará al convencimiento del Buda como unus
mundus, el cual incluiría tanto el aspecto del ser en sí, como a su vez
el de su ser conocido. La consciencia humana como categoría cosmogónica.
Jung llegó a establecer una
comparativa entre Buda y Cristo. Como vencedores del mundo y encarnación del individuo,
vislumbraría sin embargo las siguientes diferencias:
1. Si Buda es
la comprensión racional, Cristo es víctima del destino.
2. En el
Budismo se ve y se hace; en el Cristianismo se padece más.
3. Buda es el
hombre más perfecto, es una personalidad histórica y más comprensible; Cristo
es hombre histórico y Dios, y más incomprensible.
4. Buda vivió
con convicción; Cristo no se autocomprendió, hubo de sacrificarse por
imperativo interior, y del destino.
Enmarcando la equiparación
esta vez desde el sufrimiento, Jung llegará a realizar posteriormente las
siguientes distinciones:
1. Oposición
del Buda al sufrimiento, pero también con ello a la alegría; denegación de
emociones y sentimientos, no siendo considerado realmente humano. Para Cristo
en cambio, existe un reconocimiento positivo en el sufrimiento, siendo más
humano y real al presentarse como víctima.
2. Evangélicamente
Cristo es descrito como hombre-Dios, a pesar de no dejar de ser hombre; Buda en
cambio se elevaría en vida por encima del ser humano.
Finalmente, se adentrará en la
identidad del mensaje original, coincidente con su denominación del proceso
de individuación, así como en la idéntica tergiversación posterior en el
devenir de la evolución histórica dentro del Budismo y del Cristianismo.
1. Buda aparece
como «imago» del devenir, tomándose como modelo, siendo que su verdadero
mensaje consistía en que todo ser humano podría alcanzar la Iluminación «superando previamente la
cadena Nidâna». Como consecuencia de la imitación del Buda se generó una
debilidad de su pensamiento.
2. Igualmente
sucedería con Cristo, prototipo cristiano de la personalidad total. Sin embargo
acontecerá la denominada «Imitatio Christi»: se sustituye el camino propio
hacia la totalidad imitando el camino seguido por Cristo. Todo ello degenerará
en una funesta inactividad.
Interior del templo Sri Dalada Maligawa.
Tras recuperarse de disentería
tuvo un sueño compensatorio de carácter europeo centrado en la figura del Grial, en el cual
halló, por un lado, la coincidencia existente entre el mito poético del Santo
Grial, persistente aún en Inglaterra, y los conceptos alquímicos del «unum Vas»,
«Una Medicina», o el «Unus Lapis». Por otro lado, constituía una
advertencia de que su objetivo era Europa, la búsqueda
de la «Copa Sagrada», la «Piedra Filosofal», el «Salvator
Mundi», significando la India una parada importante en su largo recorrido.
Ya hacia el final de su visita
llegó a Ceilán,
en el Océano Índico, y tras dejar atrás Colombo, un
puerto internacional, se adentrará al «país de las colinas», alcanzando
la vieja ciudad de Kandy.
Allí accederá al pequeño templo Sri Dalada Maligawa, que alberga el diente
sagrado de Buda, así como los textos del Canon en pergaminos plateados. Tras
pasar largo tiempo contemplándolos en la biblioteca, finalizó su estancia con
una ceremonia nocturna en el Mandapam, o sala de espera del templo.
El inicio de la primavera
marcó el viaje de regreso, no arribando en Bombay, debido al
estado de abrumamiento en el que se hallaba, y zambulléndose de nuevo en la
alquimia.
Rávena y
Roma
Jung estuvo en Rávena en dos
ocasiones: 1913, y
unos veinte años después, quedando impresionado en sendas visitas por el
monumento funerario de Gala Placidia. Después se trasladó junto a una amiga
al baptisterio ortodoxo, donde acontecería el
célebre suceso de «la visión de los mosaicos», folie à deux o alucinación
compartida con su acompañante.
En una extraña atmósfera
inundada por una leve luz azulada sin fuente, Jung vio cuatro mosaicos allí
donde debía haber ventanas. Sus correspondientes motivos serían los siguientes:
1. El mosaico
norte: «el paso de los israelitas a través del mar Rojo».
2. El mosaico
sur: «el bautismo en el Jordán».
3. El mosaico
oriental: «el milagro que curó la lepra a Naaman en el Jordán».
4. El mosaico
occidental: «Cristo alargando la mano a Pedro al hundirse».
Fue este último al que más
importancia se le dio, el más recordado, ante el que se detuvieron durante
veinte minutos, y al que asociaron con el rito de iniciación del Bautismo, en
el que se incluía el arquetipo de la muerte y resurrección.
Al abandonar la estancia, Jung
se dirigió a Alinari para adquirir fotografías alusivas, siendo
su esfuerzo en vano. Desde Zúrich haría el encargo a un conocido, que tampoco pudo hacer
nada al verificar que dichos mosaicos no existían.
Jung observaría como
explicación plausible los siguientes aspectos encadenados:
1. Acontecimiento
histórico de Gala Placidia, emperatriz
fallecida en 450, que
en un tempestuoso e invernal viaje en barco de Bizancio a Rávena
prometería construir si se salvaba la que sería la Basílica de San Giovanni,
decorada con mosaicos y destruida en un incendio a comienzos de la Edad Media.
2. La
emotividad suscitada en Jung por la figura de Gala, y la relación recíproca de
esta última con el arquetipo del Ánima, como
causa de su objetivación.
3. Visión como
creación momentánea de lo inconsciente, relacionada con el arquetipo de
iniciación.
Concluye Jung que desde
entonces es consciente que algo interno puede ser representado externamente, y
viceversa. Pero se hace una pregunta:
«¿Qué fue real
en aquel instante?».
Jung nó viajaría a Roma, pero
sí a Pompeya
(1910-1912). En 1912
embarcaría de Génova
a Nápoles,
vislumbrando Roma a lo lejos. Un último intento en 1949 se vio
obstaculizado por un desmayo al comprar los billetes.
Régimen nazi
y últimos años
En 1930 Jung fue nombrado
presidente honorario de la Asociación Alemana de Psicoterapia y en 1933 profesor de
psicología médica en la Escuela Politécnica Federal de
Zúrich. Tras el ascenso de Hitler
al poder, ese mismo año, la mencionada asociación, a la que se habían adherido
diversos psicoterapeutas judíos, fue disuelta y absorbida por otra más grande,
de alcance internacional, con Jung presidente, la Sociedad Médica de
Psicoterapia.
El hecho de que Jung aceptara
ser presidente honorario de la Sociedad Médica de Psicoterapia y director de la
Revista de psicoterapia (Zentralblatt für Psychotherapie), ambas
de presunta matriz nazi, ha sido utilizado como uno de los argumentos al momento
de atribuírsele inclinaciones pronazis y antisemitas.
Estas acusaciones empañarían su carrera hasta el fin de sus días, a pesar de
los desmentidos, dando lugar a una discusión que aún hoy permanece irresoluto.
Ya Freud me
acusó de antisemita porque me sentía incapaz de experimentar su materialismo
sin alma. Con esta propensión a husmear por doquier el antisemitismo los judíos
terminan suscitando el antisemitismo. No comprendo por qué el judío no puede
admitir, tanto como el pretendido cristiano, que cuando se tiene una opinión
sobre él no se le está criticando. ¿Por qué hay que suponer siempre
inmediatamente que se quiere condenar al pueblo judío en su conjunto? (...)
Considero que es una manera inadmisible de cerrar el pico al adversario. Me he
entendido muy bien con mis pacientes y colegas judíos en la mayoría de los
casos (...) Más de una vez por haber criticado a un alemán éste me ha reprochado
odiar a los alemanes. Es demasiado fácil querer disimular la propia
inferioridad tras un prejuicio político (...) Usted debería conocerme lo
suficiente como para creerme (...) capaz de una tontería tan poco individual
como el antisemitismo. Sabe de sobra que considero al hombre en tanto persona y
cuánto me esfuerzo siempre en arrancarle de sus determinantes colectivos para
hacer de él un individuo (...) El nacionalismo, por antipático que sea, es una conditio
sine qua non: simplemente el individuo no debe hundirse en él (...) La
próxima calumnia a inventar será que sufro de una total ausencia de convicción
porque no soy ni antisemita ni nazi. Vivimos unos tiempos desbordantes de
locura.
Carta de Jung a J. Kirsch, 25
de diciembre de 1934.
Una serie de documentos
norteamericanos desclasificados recientemente y material suizo revelado en la
revista L´Hebdo indican una supuesta colaboración entre Jung y Allen
Dulles, que llegaría en la posguerra a la cabeza de la CIA. Dulles llegó a Berna a fines
de 1942, con la misión de elaborar un informe sobre el movimiento secreto
antinazi en Alemania, y entró en contacto con Jung, gran conocedor del alma
germánica del momento. El espía estadounidense convenció a Jung para recoger
informaciones útiles y lo convirtió, según esta revista, en el agente nº 488 de
la Agencia Central de Inteligencia Americana.
En 1938 dictó las Conferencias Terry (Terry Lectures) en la
Universidad de Yale, presentando su trabajo Psicología
y Religión (incluido en Acerca de la psicología de la religión
occidental y de la religión oriental). Pocos meses después estallaría la Segunda Guerra Mundial. Fue por esos tiempos
cuando visitó la India,
donde renovó su agenda de prioridades, guiado por la convicción de que debía
prestar más atención a la espiritualidad de Oriente. Sus trabajos tardíos
muestran efectivamente un profundo interés en la tradición
oculta de este hemisferio y en el Cristianismo
esotérico
y, especialmente, en la alquimia.
Ya en 1903 Jung se había
casado con Emma
Rauschenbach, hija de un adinerado industrial propietario de la conocida
firma relojera IWC, con quien tendría cinco hijos. El
matrimonio se extendió hasta la muerte de su esposa en 1955, pero no estuvo
exento de momentos de crisis, sobre todo a causa de las relaciones
extramaritales que Jung sostuvo con Sabina
Spielrein y Toni Wolff.
Jung continuó publicando
libros hasta el final de su vida, incluyendo un trabajo que muestra su interés
en los ovnis como
fenómeno psicológico de masas: Un mito moderno. De
cosas que se ven en el cielo (1958). También
disfrutó de la breve pero fructífera amistad del Padre Victor
White, sacerdote católico inglés con quien mantuvo correspondencia tras la
publicación de Respuesta a Job.
Carl Gustav Jung moriría el 6 de junio
de 1961, tras una
corta enfermedad, en su casa junto al lago
de Zúrich, en el apacible poblado de Küsnacht,
Suiza, a los 86
años de edad. Se encontraba leyendo una obra de Teilhard de Chardin El fenómeno
humano. En el instante de su fallecimiento, un rayo
partió el árbol donde solía descansar. El jardinero lo reparó.
Legado
Psicología
junguiana
Analistas junguianos
Frecuentemente se habla de
psicoanálisis junguiano, pero la denominación más correcta para referirse a
esta teoría y a su metodología es Psicología analítica o de los complejos.
Aunque Jung era reacio a fundar una escuela de psicología
—se le atribuye la frase: Gracias a Dios, soy Jung; no un junguiano—, de
hecho, desarrolló un estilo distintivo en la forma de estudiar el comportamiento humano. Desde sus primeros
años, trabajando en un hospital suizo con pacientes psicóticos, y
colaborando con Sigmund Freud y la comunidad psicoanalítica, pudo
apreciar de cerca la complejidad de las enfermedades
mentales. Fascinado por tales experiencias (y estimulado por las
vicisitudes de su vida personal) dedicó su obra a la exploración de estos
temas.
De acuerdo con su postura,
para captar cabalmente la estructura y función del psiquismo, era
vital que la psicología anexara al método experimental (heredado de las ciencias naturales), los hallazgos provistos por
las ciencias humanas. El mito, los sueños y
las psicopatologías constituirían un espectro de
continuidad, manifestando in vivo rasgos singulares, que operan
sistemáticamente en las profundidades de la vida anímica inconsciente.
Sin embargo, para Jung, lo inconsciente per se es, por definición,
incognoscible. Lo inconsciente es necesariamente inconsciente—
ironizaba. De acuerdo con esto, sólo podría ser aprehendido por medio de sus
manifestaciones.
Tales manifestaciones remiten,
según su hipótesis, a determinados patrones, a los que llamó arquetipos. Jung llegó a comparar los
arquetipos con lo que en etología se denomina patrón
de comportamiento (o pauta de comportamiento), extrapolando este concepto,
desde el campo de los instintos a la complejidad
de la conducta humana finalista. Los arquetipos modelarían la forma en que la conciencia
humana puede experimentar el mundo y autopercibirse;
además, llevarían implícitos la matriz de respuestas posibles que es dable
observar, en un momento determinado, en la conducta particular de un sujeto. En
este sentido, Jung sostenía que los arquetipos actúan en todos los hombres, lo
que le permitió postular la existencia de un inconsciente colectivo.
El hombre accedería a esa
dinámica inconsciente en virtud de la experiencia subjetiva
de estos símbolos,
la cual es mediada profusamente por los sueños, el arte, la religión,
la mitología,
los dramas
psicológicos representados en las relaciones interpersonales, y los propósitos
íntimos. Jung sostenía la importancia de profundizar en el conocimiento de ese
lenguaje simbólico para consolidar la preeminencia de la consciencia individual
sobre las potencias inconscientes. En tono poético,
sostenía que este proceso de individuación
(principium individuationis) sólo es viable cuando se ha dado respuesta
a la pregunta: ¿Cuál es el mito que tú viviste? Consideraba, por otra parte, que estos
aspectos de la vida anímica están relativamente marginados del sistema de
creencias de la mentalidad moderna occidental.
Ninguna
ciencia sustituirá jamás al mito, y no se puede crear un mito a partir de
ninguna ciencia. Porque no es que «Dios» sea un mito, sino que el mito es la
revelación de una vida divina en el hombre. No somos nosotros quienes
inventamos el mito, sino que éste nos habla como una Palabra de Dios.
Perspectiva
A nivel teórico, el comienzo
de la separación de Jung respecto a Freud se produjo cuando el primero
extrapoló el concepto de libido más allá de las cuestiones netamente sexuales. La
noción de libido que utilizaba el psiquiatra suizo, aludía más bien a
una idea de energía psíquica en abstracto (el Élan
vital de Henri Bergson), cuyo origen y cuyo destino no eran
exclusivamente sexuales. Jung ha sido prolífico en acuñar términos que ya son
típicos en psicoanálisis, y en psicología
en general, tales como: complejo (y más específicamente: complejo de Electra), introversión y extraversión, inconsciente colectivo, arquetipo, individuación.
Sus investigaciones a menudo
incursionaron en terrenos como la religión
(Psicología y religión, 1937) o la alquimia (Psicología y alquimia, 1944), profundizando
en el estudio de conceptos tales como inconsciente colectivo, arquetipo
(como fundamento para la existencia de mitos universalmente
repetidos) o sí-mismo (ente distinto del «yo», que alude a la
integridad del sujeto y abarca tanto consciente
como inconsciente).
Definió, asimismo, los tipos básicos de introvertido y extravertido.
La heterodoxia de este autor le ha valido juicios contrapuestos, que abarcan
desde la indiferencia a la admiración.
En este sentido, su obra tiene
un contraste con el escepticismo y rechazo freudiano a la religión. La idea de
Jung de que ésta sirve como camino práctico para la individuación
ha sido muy popular y aún es abordada en algunos textos modernos de la
psicología de la religión.
Como se ha mencionado, un
concepto clave en su obra es el de inconsciente colectivo, al que Jung
consideraba constituido por arquetipos. Ejemplos de estos arquetipos son la
máscara, la sombra, la bestia, la bruja,
el héroe, el ánimus y el
ánima.
También identificaba como arquetípicas ciertas imágenes en concreto, como las
representaciones del mándala. Para elaborar su concepto de arquetipo, Jung se
inspiró en la reiteración de motivos o temas en diversas mitologías
de las más remotas culturas: creyó haber hallado temas comunes inconscientes,
que la humanidad reiteró apenas con ligeras variantes, según las
circunstancias.
A pesar de
que somos hombres de nuestra propia vida personal somos también, por otra
parte, en gran medida, representantes, víctimas y promotores de un espíritu
colectivo, cuya vida equivale a siglos. Podemos ciertamente imaginar una vida a
la medida de nuestros propios deseos y no descubrir nunca que fuimos en suma
comparsas del teatro del mundo. Pero existen hechos que ciertamente ignoramos,
pero que influyen en nuestra vida y ello tanto más cuanto más ignorados son.
Política y
Estado
Jung expresó la importancia de
los derechos individuales de cada persona en relación al Estado y la sociedad.
Percibió al Estado siendo tratado como "una cuasi personalidad viva de la
que todo se espera" pero que "en realidad no es más que un camuflaje
de aquellos individuos que saben cómo manipularlo",y se refirió al Estado como una forma de
esclavitud.
Asimismo, pensaba que "el Estado dictatorial tiene, frente a la razón del ciudadano, la ventaja de que ha absorbido también sus fuerzas religiosas. El Estado ha pasado a ocupar el puesto de Dios", haciéndose comparable a una religión en la que "la esclavitud estatal es un forma de adoración". Jung observó que los "actos escenificados del estado" eran comparables a demostraciones religiosas: "Las marchas musicales, las banderas, las pancartas, los desfiles y las concentraciones de proporciones monstruosas no se diferencian en principio de las procesiones rogativas, los disparos de cañón y los fuegos artificiales para expulsar a los demonio.
Desde la perspectiva de Jung, esta sustitución de Dios por el Estado en una sociedad de masas llevó a la dislocación de la unidad religiosa y dio como resultado el mismo fanatismo de la iglesia-estado de la Edad Media, en el que cuanto más "adorado" es el Estado, más libertad y moralidad son suprimidas;esto deja en última instancia al individuo psíquicamente subdesarrollado y con sentimientos extremos de marginalidad.
Asimismo, pensaba que "el Estado dictatorial tiene, frente a la razón del ciudadano, la ventaja de que ha absorbido también sus fuerzas religiosas. El Estado ha pasado a ocupar el puesto de Dios", haciéndose comparable a una religión en la que "la esclavitud estatal es un forma de adoración". Jung observó que los "actos escenificados del estado" eran comparables a demostraciones religiosas: "Las marchas musicales, las banderas, las pancartas, los desfiles y las concentraciones de proporciones monstruosas no se diferencian en principio de las procesiones rogativas, los disparos de cañón y los fuegos artificiales para expulsar a los demonio.
Desde la perspectiva de Jung, esta sustitución de Dios por el Estado en una sociedad de masas llevó a la dislocación de la unidad religiosa y dio como resultado el mismo fanatismo de la iglesia-estado de la Edad Media, en el que cuanto más "adorado" es el Estado, más libertad y moralidad son suprimidas;esto deja en última instancia al individuo psíquicamente subdesarrollado y con sentimientos extremos de marginalidad.
Influencia
Se ha criticado a Jung por su
presunta adhesión a un neolamarckismo. Muchas veces se le ha atribuido la noción
de que los arquetipos han sido caracteres adquiridos, que
luego han podido heredarse, en la línea de tesis como las de Michurin y Lysenko.
No obstante, el propio Jung enfatizó que tales interpretaciones de sus
postulados eran incorrectas.
Los conceptos quizás más
reconocidos de la psicología junguiana son los de introversión y extraversión, manados de
su teoría de los Tipos Psicológicos. La misma tuvo bastante
aceptación, sentando las bases para el desarrollo ulterior de pruebas
psicométricas, mediante las cuales se procura valorar, en términos
cuantitativos, las características psicológicas de los individuos. Las más
importantes son el MBTI (acrónimo inglés
de Myers-Briggs Type Indicator —"Inventario tipológico de
Myers-Briggs") y Socionics; además de la batería de test de David
Keirsey.
En cuanto a los mándala
(como a otras simbolizaciones que se pueden encontrar en la alquimia, el gnosticismo,
el yoga, el esoterismo
y la mitología),
Jung los consideraba representaciones de origen inconsciente para un proceso de
individuación,
es decir, para que cada ser humano cumplimente su sí-mismo (en
alemán:
Selbst).
En este terreno, sobresalen sus trabajos en coordinación con otras figuras de renombre, como los realizados con el sinólogo Richard Wilhelm en el libro chino de yoga taoísta (o ðaoísta) El secreto de la Flor de Oro; o con Károly Kerényi, en Introducción a la esencia de la mitología; e incluso el intercambio de ideas en su correspondencia con el filósofo budista zen japonés D. T. Suzuki
La influencia de Jung se hizo extensiva a importantes referentes en diversos campos de la cultura, desde el pintor Wilfredo Lam al filósofo Gaston Bachelard, incluyendo al escritor Hermann Hesse (la misma es patente, por ejemplo, en la obra Demian de este último), al filólogo Ernst Robert Curtius, al psicólogo conductista Hans Eysenck, al historiador de las religiones Mircea Eliade y al ensayista Joseph Campbell, ambos reconocidos deudores de la concepción junguiana.
Según Chester P. Michael, Jung habría declarado que el Padre Henri Huvelin sería la persona que más se aproximó en toda la historia a sus métodos de dirección espiritual. Así mismo, fue inspirador y participante en los coloquios del Círculo Eranos.
En este terreno, sobresalen sus trabajos en coordinación con otras figuras de renombre, como los realizados con el sinólogo Richard Wilhelm en el libro chino de yoga taoísta (o ðaoísta) El secreto de la Flor de Oro; o con Károly Kerényi, en Introducción a la esencia de la mitología; e incluso el intercambio de ideas en su correspondencia con el filósofo budista zen japonés D. T. Suzuki
La influencia de Jung se hizo extensiva a importantes referentes en diversos campos de la cultura, desde el pintor Wilfredo Lam al filósofo Gaston Bachelard, incluyendo al escritor Hermann Hesse (la misma es patente, por ejemplo, en la obra Demian de este último), al filólogo Ernst Robert Curtius, al psicólogo conductista Hans Eysenck, al historiador de las religiones Mircea Eliade y al ensayista Joseph Campbell, ambos reconocidos deudores de la concepción junguiana.
Según Chester P. Michael, Jung habría declarado que el Padre Henri Huvelin sería la persona que más se aproximó en toda la historia a sus métodos de dirección espiritual. Así mismo, fue inspirador y participante en los coloquios del Círculo Eranos.
Jung intentó dar base
científica a varios de sus postulados, aunque en muchos casos no halló los
medios para lograrlo. Tal es lo que intentaba cuando planteó el principio de sincronicidad
(principio por el cual algunos pretenden explicar la supuesta eficacia de las mancias).
Contrariando lo que muchos suponen, en la misma obra en que presentó esa hipótesis (Sincronicidad como principio de conexiones acausales, publicado junto con una monografía de Wolfgang Pauli, «La influencia de las ideas arquetípicas en las teorías científicas de Kepler», en Interpretación de la naturaleza y la psique), Jung descartaba de plano la solvencia metodológica de disciplinas como la astrología. Gran parte de los movimientos que en la actualidad se denominan junguianos (particularmente aquellos que han asimilado las creencias Nueva era), defienden argumentos que estarían en abierta contradicción con las ideas originales del autor.
Contrariando lo que muchos suponen, en la misma obra en que presentó esa hipótesis (Sincronicidad como principio de conexiones acausales, publicado junto con una monografía de Wolfgang Pauli, «La influencia de las ideas arquetípicas en las teorías científicas de Kepler», en Interpretación de la naturaleza y la psique), Jung descartaba de plano la solvencia metodológica de disciplinas como la astrología. Gran parte de los movimientos que en la actualidad se denominan junguianos (particularmente aquellos que han asimilado las creencias Nueva era), defienden argumentos que estarían en abierta contradicción con las ideas originales del autor.
Alcohólicos
Anónimos
Jung llegó a recomendar la
espiritualidad como una cura para el alcoholismo y se considera que tuvo un rol
indirecto en el establecimiento de Alcohólicos Anónimos. Algunos como Bill
Willson, le han atribuido un papel primordial en su fundación.
En una ocasión Jung tuvo un
paciente estadounidense de nombre Rowland Hazard III, que sufría de alcoholismo
crónico. Después de tratar de trabajar con el paciente durante un tiempo, Jung
se dio cuenta de que no había logrado ningún progreso significativo y le dijo
al hombre que su condición era desesperanzada, excepto por la posibilidad de
tener una experiencia espiritual. Jung había considerado que ocasionalmente
tales experiencias habían servido satisfactoriamente para reformar a los
alcohólicos en situaciones en las que todo lo demás había fallado.
Hazard tomó el consejo de Jung
de forma seria y se dispuso a tener una experiencia espiritual. Al regresar a
su país natal, se hizo parte de un grupo de cristianos evangélicos conocido como el Grupo
Oxford. Comunicó a su vez a otros alcohólicos lo que Jung le había manifestado.
Uno de los ellos era Ebby Thacher, un viejo bebedor amigo de Bill Wilson, quien
más tarde sería conocido como el fundador de Alcohólicos Anóminos. Thacher le
habló a Wilson sobre el Grupo Oxford y a través del mismo Wilson se percató de
la experiencia de Hazard con Jung. De esta manera, la influencia del suizo se
hizo presente indirectamente en la formación del grupo, aunque el programa de
doce pasos y el movimiento en sí no es junguiano.
Cultura
Literatura
- Jung sostuvo una larga amistad durante dieciocho años con el autor Laurens van der Post de la que surgiría una serie de libros y una película sobre su propia vida.
- Hermann Hesse, autor de obras como Siddharta y El lobo estepario, fue tratado por el Dr. Joseph Lang, un estudiante de Jung. Esto iniciaría en Hesse un largo interés por el psicoanálisis, a través del cual llegaría a conocer personalmente a Jung.
- James Joyce en su Finnegans Wake, se pregunta si "¿Es la coeducación del Ánimus y el Ánima totalmente deseable?" Su respuesta tal vez esté contenida en su verso "anama anamaba anamabapa". El libro también ridiculiza la psicología analítica de Jung y el psicoanálisis de Freud al referirse a "psoakoonaloose". Jung había sido incapaz de ayudar a la hija de Joyce, Lucía, de quien Joyce afirmó que era una muchacha "yung and easily freudened" ("young and easily frightened", "joven y fácilmente impresionable"). Lucía fue diagnosticada de esquizofrenia y fue finalmente institucionalizada permanentemente.
- El Retrato del artista adolescente de Joyce puede ser leído como una parodia irónica de las "cuatro etapas del erotismo" de Jung.
- El escritor argentino Jorge Luis Borges reconoció "Siempre he sido un gran lector de Jung... lo leí como una especie de mitología, o como una especie de museo o enciclopedia de saberes curiosos". Borges contribuyó de manera significativa al realismo mágico, un género de la ficción latinoamericana en el que elementos fantásticos se mezclan en una atmósfera realista.
- Jung aparece como un personaje de la novela Possessing the Secret of Joy de Alice Walker. Representa el terapeuta de Tashi, la protagonista de la novela. Por lo general le llaman "Mzee", pero es identificado por Alice Walker en el epílogo.
- La novela de Morris West de 1983 The World is Made of Glass investiga las relaciones de Jung con una misteriosa paciente, Toni Wolff, y Emma.
- Miguel Serrano mantuvo correspondencia y entrevistas con Jung, que recuerda en El Círculo Hermético o Record of Two Friendships.
- Robertson Davies alude a las ideas de Jung en su novela Fifth Business y escribe frecuentemente sobre Jung en sus cartas.
- Philip K. Dick sostuvo que muchas de sus ideas y trabajos estuvieron fuertemente influidos por los escritos de Jung. Durante su adolescencia, estuvo en tratamiento con un analista junguiano. En los años 50, fue adquiriendo con devoción las obras completas de Jung, publicadas por la editorial Bollingen. Lo impresionaron especialmente sus Siete sermones a los muertos, de inspiración gnóstica. Los modelos y construcciones junguianas que más afectaron a Dick parecen ser los arquetipos de lo inconsciente colectivo, las proyecciones y alucinaciones colectivas, las experiencias de sincronicidad y su teoría de la personalidad. Muchos de los protagonistas de las obras de Dick analizan la realidad y sus propias percepciones en términos junguianos. Otras veces, el tema se refiere a Jung tan claramente que la conexión resulta obvia. Su obra Exégesis también contiene muchas notas sobre Jung en relación con la teología y el misticismo. Otra autora de ciencia ficción con reminiscencias junguianas es Ursula K. Le Guin.
Arte visionario pintor suizo Peter Birkhäuser fue tratado por una estudiante de
Jung, Marie-Louise von Franz, y mantuvo correspondencia
con Jung en relación con la traducción del simbolismo de los sueños en las
obras de arte.
- El expresionista abstracto americano Jackson Pollock experimentó la psicoterapia junguiana en 1939. Su terapeuta tomó la decisión de dialogar con él a través de su arte, dando lugar a la aparición de muchos conceptos de Jung en sus pinturas.
- Las pintoras surrealistas Remedios Varo y Leonora Carrington exploraron y se adentraron en el trabajo de Jung.
Cine,
televisión y documental
- El cineasta italiano Federico Fellini, uno de los más reconocidos del cine arte, llevó a la pantalla una imaginería exuberante forjada gracias a su encuentro con las ideas de Jung, especialmente su interpretación de los sueños. Fellini prefirió a Jung en vez de a Freud porque la psicología analítica delimitó el sueño no como un síntoma de una enfermedad que requiere una cura, sino más bien como un enlace a imágenes arquetípicas comunes a toda la humanidad. Referencia obligada será Otto e mezzo (1963), donde narra en tono autobiográfico las vicisitudes de un director de cine bloqueado tras la cámara mediante una narrativa de delgada línea entre lo real, la fantasía, el sueño y el deseo.
- Otro realizador directamente influido por la psicología analítica lo hallamos en Ingmar Bergman en películas tales como Manniskoätarna (1966) o Fanny y Alexander (1982).
- Luis Buñuel tenía unos conocimientos exhaustivos sobre Freud y Jung. Leyó La interpretación de los sueños durante su etapa de estudiante, estando familiarizado con otros muchos textos clave, incluidos los que versan sobre la paranoia y la feminidad, como evidencian las películas Él, Ensayo de un crimen y Bella de día.
- Jung y sus ideas son mencionadas a menudo, y a veces desempeñan un papel integral, en la serie de televisión Doctor en Alaska. Jung incluso hace una aparición en uno de los sueños del personaje.
- Diferentes programas de televisión han sido dedicados a Jung; por ejemplo, en 1959 John Freeman entrevista a Jung para la BBC en su casa de Zúric y en 1984, una edición del documental de la BBC Sea of faith fue dedicado a su figura.
- Carl Gustav Jung fue portada de la revista Time el 14 de febrero de 1955.
- En la película de género bélico Ha llegado el águila, protagonizada por Michael Caine, Donald Sutherland y Robert Duvall, el personaje de Duvall habla de la obra de Jung y hace mención a la sincronicidad, explicando brevemente su esencia y aplicándola al asunto que forma el argumento central de la película.
- La chaqueta metálica de Stanley Kubrick hace una mención a las creencias junguianas cuando el protagonista, Joker, alude a la dualidad del hombre al mostrar en su vestimenta una insignia de paz con "nacido para matar" escrito en su casco.
- Jung y sus ideas son referenciadas en el anime Serial Experiments Lain.
- En la serie de televisión americana Frasier tanto el personaje principal, Frasier Crane (Kelsey Grammer), como su hermano, Niles Crane (David Hyde Pierce), son psiquiatras. Mientras Frasier es un discípulo de Freud, Niles basa sus terapias en principios junguianos.
- Existen múltiples referencias cinematográficas (La guerra de las galaxias, El señor de los anillos,Matrix) y directores contemporáneos (David Lynch, Darren Aronofsky con su magnífica exposición de la sombra en Black Swan) que aluden indirectamente a la obra de Jung, así como diversas interpretaciones desde la óptica de la psicología analítica.
- En 1991, Carlo Lizzani uno de los primeros representantes del neorrealismo, lleva por primera vez a la pantalla un caso narrado por Jung en su autobiografía, a partir de un guion de Francesca Archibugi. La película Cattiva describe la historia de Emilia Schmidt (Giuliana de Sio), una rica y atractiva dama suiza afectada de una presunta esquizofrenia, que ingresa en el hospital psiquiátrico de Burghölzli, donde un joven doctor Jung (Julian Sands), todavía bajo la protección de Freud, la libera de un lacerante e injustificado complejo de culpa nacido a raíz de la muerte de su hija.
- En 2002, Roberto Faenza dirigió la película Prendimi l'anima, en la que reconstruye la historia de la relación entre Jung (Iain Glen) y Sabina Spielrein (Emilia Fox), judía rusa de 19 años que ingresa en la Clínica Psiquiátrica de Burghölzli en 1904 con una compleja neurosis (escribirá Jung a Freud, en marzo de 1909), y que tratará con éxito en unos meses con procedimientos terapéuticos novedosos (método asociativo y psicogalvanómetro). 1
- En 2007, Salomón Shang dirige el documental Carl Gustav Jung basado en una entrevista filmada en 16 mm y llevada a cabo por el doctor Evans en Houston en septiembre de 1957. Dicho material fue, según se afirma en la sinopsis del documental, censurado en numerosos países, terminando en el olvido en un almacén de América Central, si bien al parecer se trata de un plagio del documental Jung on Film lanzado en 2001 en EE.UU., que lo que recoge es una entrevista del doctor Evans a Jung en su casa de Zúrich.
- En 2011, el director de cine David Cronenberg estrenó Un método peligroso, la adaptación al cine de una obra de teatro de 2002 de Christopher Hampton. Su argumento pivota alrededor de las relaciones profesionales y afectivas surgidas entre Sabina Spielrein, Carl Gustav Jung y Sigmund Freud. Sus protagonistas son Keira Knightley (Sabina Spielrein), Michael Fassbender (Carl Gustav Jung) y Viggo Mortensen (Sigmund Freud).
Música
- Jung aparece en la portada del álbum de Los Beatles Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band en la fila superior, el séptimo empezando por la izquierda, entre W.C. Fields y Edgar Allan Poe.
- La canción de Peter Gabriel «Rhythm of the Heat» (Security, 1982), trata de la visita de Jung a África durante la cual se unió a un grupo de percusionistas y bailarines tribales, quedando abrumado por el miedo a perder el control de sí mismo. En ese momento Jung estaba explorando el concepto de inconsciente colectivo y tenía miedo de que pasara a estar bajo el control de la música. Gabriel aprendió sobre el viaje de Jung a África del ensayo Symbols and the Interpretation of Dreams (ISBN 0-691-09968-5). En la canción Gabriel trata de capturar los poderosos sentimientos de la música tribal africana evocados en Jung por medio de un uso intenso de tambores tribales. El título de la canción original era «Jung in África».
- En la portada del último álbum de The Police, Synchronicity, denominado así en referencia a la teoría de Jung, se ve a Sting leyendo un libro titulado Sincronicidad.Sting mismo declara haber estudiado psicología junguiana y haberse analizado.
PINTOR ALEMÁN, EXPRESIONISTA, EVOLUCÍONÓ DEL DADAÍSMO A LA NUEVA OBJETIVIDAD.
George Grosz, de nombre
real Georg Ehrenfried Groß (Berlín, 26 de
julio de 1893 -
Berlín
Oeste, 6
de julio de 1959)
fue un pintor
alemán de
la época expresionista. Fue un miembro prominente del movimiento
Dada de Berlín y de
la Nueva Objetividad durante su etapa en la República de Weimar, antes de emigrar a los
Estados Unidos en 1933. Su estilo de hecho evolucionó del dadaísmo
a la nueva objetividad, corriente de la cual fue uno
de los principales maestros.
Del
clasicismo a las vanguardias
Entre 1909 y 1912 estudió en la
Academia de Dresde,
y entre 1912 y 1917 en la Academia de
Artes y Oficios de Berlín (Kunstgewerbeschule), en la que fue alumno de Emil
Orlík, con la intención de convertirse en dibujante de historietas.
Pero también se dedicó en esa época a copiar obras de maestros clásicos, en
especial las de Rubens que se encontraban en la Pinacoteca de
Dresde, a la vez que realizaba unos dibujos muy personales para periódicos y
revistas satíricas, utilizando para ello la caricatura.
En 1913 se trasladó a París, ciudad
en la que entró en contacto con las vanguardias,
el cubismo y
el futurismo.
En esa ciudad pudo también admirar de cerca la obra de Goya,
Toulouse Lautrec y Honoré
Daumier. En estos años se desarrolló una importante evolución en su estilo
pictórico, con una progresiva simplificación de las formas, en la que se notaba
una gran influencia del cubismo y el futurismo, pero también del expresionismo,
muy presente entre los jóvenes artistas alemanes de la época.
En 1914, al estallar la Primera Guerra Mundial, Grosz se alista en
el Ejército Imperial Alemán, en un regimiento
de granaderos. Sin embargo, ya en 1916 se le licencia, según se dijo entonces por motivos de salud
física, quizás una sinusitis crónica, aunque es posible que el verdadero
motivo de su licenciamiento fuera un shock psicológico del que tuvo que
recuperarse en un Hospital Militar.
De vuelta a la pintura, entre 1915 y 1917, la
simplificación gráfica de su obra se agudizó, para permitirle expresar el
horror de la guerra y el desplome moral que siguió a la derrota prusiana. Ese fue
el estilo que tuvo la producción de Grosz en los años siguientes,
caracterizados por su adhesión al movimiento dadá
(alrededor de 1920).
En esa época produjo su serie de dibujos conocida como Ecce Homo. Fuertemente impresionado por la Revolución rusa, también adoptará durante ese periodo políticas revolucionarias. En los últimos meses de 1918 se unió a la Liga Espartaquista,que posteriormente se renombraría Partido Comunista de Alemania (KPD). Es detenido por su participación en el Levantamiento Espartaquista que lideraban Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht.
A partir de ese momento, sería procesado en diversas ocasiones por incitación al odio de clases, ofensa al pudor, vilipendio a la religión y otras razones. Por ejemplo, en 1921, George Grosz es acusado de injurias a las fuerzas armadas, y condenado a una multa de 300 marcos. Además se destruirá el conjunto Gott mit uns (Dios con nosotros), obra satírica sobre la sociedad alemana.
En esa época produjo su serie de dibujos conocida como Ecce Homo. Fuertemente impresionado por la Revolución rusa, también adoptará durante ese periodo políticas revolucionarias. En los últimos meses de 1918 se unió a la Liga Espartaquista,que posteriormente se renombraría Partido Comunista de Alemania (KPD). Es detenido por su participación en el Levantamiento Espartaquista que lideraban Rosa Luxemburgo y Karl Liebknecht.
A partir de ese momento, sería procesado en diversas ocasiones por incitación al odio de clases, ofensa al pudor, vilipendio a la religión y otras razones. Por ejemplo, en 1921, George Grosz es acusado de injurias a las fuerzas armadas, y condenado a una multa de 300 marcos. Además se destruirá el conjunto Gott mit uns (Dios con nosotros), obra satírica sobre la sociedad alemana.
En 1922 Grosz viajó a la Rusia soviética junto a la escritora Martin Andersen Nexø, donde tuvo la
oportunidad de conocer a personalidades como Grigory
Zinoviev, Anatoly Lunacharsky, y Vladimir
Lenin, No obstante, lo que vio durante esta estancia
de seis meses no le impresionó especialmente.Grosz dejó el KPD en 1923, aunque sus
posiciones políticas no sufrieron grandes cambios.
Mezcla de
estilos
Su producción artística de esa
época se basaba en unos cimientos cubistas y futuristas
mezclados con fuentes artísticas áulicas del pasado e iconografías populares.
Así, evolucionó desde dibujos
caricaturescos hacia visiones urbanas apocalípticas y violentas con una
politización bastante clara, con lo que se integró en el ala izquierda del
movimiento que se denominó "Neue Sachlichkeit" (Nueva
Objetividad), inaugurado con una exposición en y precisiones
particulares, formando una estructura a la vez exaltada y visionaria. Sus
dibujos, muchos de los cuales están realizados con tinta o acuarela han
contribuido notablemente a la imagen que muchas personas tienen de la Alemania de
los años
1920.
El periodo
estadounidense
Tumbas de George Grosz y Theodor Däubler en el Friedhof Heerstraße de Berlín.
Furibundo antinazi, Grosz dejó
Alemania poco antes de que Hitler llegara al poder. En 1932, cuando el nazismo está en
auge en Alemania, la obra de Grosz pasa a ser interpretada un modelo del arte
degenerado, y Grosz recibe el inquietante título, por parte de algún
ideólogo nazi, de "bolchevique cultural número uno". En junio de ese
año aceptó una invitación para impartir clases durante el semestre de verano en
la Art Students League de
Nueva York. 5 Unos meses después, en octubre, Grosz regresó
a Alemania, pero el 12 de enero de 1933 él y su familia emigraron a los Estados
Unidos, justo unos días antes de que Adolf
Hitler accediera al poder. Trabaja entonces como profesor en Nueva York
y en 1938 obtiene
la nacionalidad estadounidense.
La producción del periodo
americano, sin embargo, es menos incisiva, a pesar de su regreso, en clave surrealista
a su anterior grafismo violento y despiadado. De hecho, durante su estapa
norteamericana Grosz decidió hacer una clara ruptura con su pasado, y cambió su
estilo y temática. La Segunda Guerra Mundial le hizo volver a
sentir el pesimismo anterior, manifestado especialmente en alguno de sus óleos,
como The Survivor (1944).
Escribió en 1946 su autobiografía,
que tituló A Little Yes and a Big No (Un pequeño sí y un gran no).
En 1958 regresó a Europa,
a la entonces Alemania occidental. George Grosz murió el 6 de
julio de 1959 en Berlín Oeste, debido a una caída por las escaleras
después de haber estado bebiendo durante toda la noche anterior.
PINTOR Y GRABADOR JUDIO-POLÍTICO MOVIMIENTO NACIONALISTA
Jankel Adler nació el 7.º hijo
de un total de diez en Tuszyn, un suburbio de Łódź.
En 1912 empezó a formarse como grabador con su tío en Belgrado. Se
trasladó en 1914 a Alemania, donde vivió durante un tiempo con su hermana en Barmen. Allí
estudió en la escuela de artes y oficios con el profesor Gustav Wiethücher.
Desde 1918-1919 estaba de
regreso en Łódź, donde fue cofundador de un grupo de artistas de vanguardia. En
1920 regresó brevemente a Berlín; en 1921 volvió a Barmen, y en 1922 se
trasladó a Düsseldorf. Allí se hizo profesor en la Academia de Arte,
y conoció a Paul
Klee, quien influyó su obra. Una pintura de Adler recibió una medalla de
oro en la exposición «Arte alemán en Düsseldorf» en 1928.
En 1929 y 1930 hizo viajes de
estudio por Mallorca
y otros lugares de España. Durante la campaña electoral de julio de 1932 publicó
con un grupo de artistas e intelectuales izquierdosos una llamada urgente
contra la política de los nacionalsocialistas
y por el comunismo. Como artista moderno, y especialmente como judío, se
enfrentó a la persecución en el régimen de Hitler
que asumió el poder en 1933.
En aquel año, dos de sus pinturas se mostraron en el Centro de Arte de Mannheim por
los nazis como
ejemplo de arte degenerado, y Adler abandonó Alemania,
permaneciendo en París, donde consideró su exilio
conscientemente como resistencia política contra el régimen
fascista en Alemania. En los años que siguieron, hizo numerosos viajes a Polonia, Italia, Yugoslavia,
Checoslovaquia,
Rumanía
y la Unión Soviética. En 1937, veinticinco de sus obras
fueron confiscadas de las colecciones públicas por los nazis y cuatro de ellas
se mostraron en la exposición Entartete Kunst (arte degenerado) de
Múnich.
Con el estallido de la Segunda Guerra Mundial en 1939, se ofreció
voluntario al Ejército polaco que se había reconstruido en
Francia; en 1941 fue despedido por razones de salud y vivió posteriormente en Kirkcudbright
en Escocia.
En 1943 se trasladó a Londres, donde murió el 25 de abril de 1949, a los cincuenta
y tres años de edad y con el amargo conocimiento de que ninguno de sus nueve
hermanos y hermanas habían sobrevivido al Holocausto.
Obra
Adler estaba fuertemente
influido por Picasso y Léger.
Disfrutaba experimentando con materiales, por ejemplo mezclas de arena. A
menudo pintó temas judíos, y pintó unas pocas composiciones abstractas.
Horacio Torres (Livorno, 26 de
julio de 1924 -
Nueva
York, 24 de febrero de 1976) fue un pintor expresionista
uruguayo que
participó del Taller Torres García y de la obra que algunos
de los alumnos hicieron en los Murales del Hospital Saint Bois.
Fue hijo del maestro Joaquín Torres García y Manolita
Piña, nació en el tiempo en que sus padres estaban en Italia y pasó además
su infancia en Francia, Holanda y España. En 1934, su familia se radicó en Montevideo y
en 1939 comenzó los estudios con su padre.
En 1970 se radicó en Estados
Unidos donde realizó una amplia actividad artística junto a su esposa Cecilia de Torres quien, luego
de su muerte, se dedicó a difundir la obra de la familia Torres Radicado en Nueva York, comenzó a tener
contacto con los galeristas Tibor de Nagy y Noah Goldowsky quienes
pertenecían a un movimiento emergente de la época.
Algunas de sus obras se
encuentran en colecciones privadas a nivel nacional e internacional como en el Museo Nacional de Artes Visuales
de Uruguay y el Museo de Bellas Artes de Boston.
Premios
- Medalla de Oro en el Salón Nacional 1944
INGENIERO ESTADOUNIDENSE "PADRE DE LA ROBÓTICA INDUSTRIAL"
Joseph Frederick
Engelberger (Nueva York, 26 de julio de 1925-Newtown, 1 de diciembre
de 2015)
fue un físico, ingeniero y emprendedor
estadounidense.
como el "Padre de la Robótica
Industrial".
Con la autorización de la patente concedida al inventor George
Devol, Engelberger desarrolló el primer robot
industrial en los Estados Unidos, el Unimate, en la
década de 1950. Posteriormente trabajó como emprendedor y gran defensor de la
tecnología robótica, además de en fábricas, en diversos campos, incluyendo las
industrias de servicios, el cuidado de la salud, y la exploración espacial.
En 1956, Engelberger fundó Unimation Inc.,
que fue la primera empresa del mundo en desarrollar robótica. Dos años antes
Devol ya se había asegurado las patentes sobre la tecnología robótica. El primer robot
industrial se instaló en General Motors, en la Planta piloto Inland Fisher
en Ewing (Nueva Jersey) en 1961. Durante las
siguientes dos décadas, los japoneses tomaron la iniciativa con una fuerte
inversión en robots para reemplazar a las personas que realizaban ciertas
tareas. En Japón, Engelberger es ampliamente considerado como una pieza clave
en el ascenso de la posguerra gracias a la calidad de fabricación japonesa y su
eficiencia.
La Robotics Industries
Association entrega anualmente el José F.
Adjudicación Engelberger a "las personas que han contribuido
notablemente a la promoción de la ciencia y la práctica de la robótica".
El 2000 el Congreso Mundial de la automatización se dedicó a Engelberger, quien
pronunció el discurso principal.
Ha sido uno de los primeros
defensores de una mayor inversión en sistemas robóticos, Engelberger ha publicado
artículos y dio testimonio ante el Congreso sobre el valor de uso de la
automatización en el espacio, mucho antes de los éxitos de la NASA y los aterrizajes
en Marte de Galileo y otras misiones científicas espaciales tripuladas.
En 1980 Engelberger publica el
libro Robótica en la práctica (ISBN
9780814475874), que ha sido traducido a seis idiomas. Posteriormente le
siguió Robóticos en servicio (ISBN
9780262050425) en 1989.
ARTISTA PLÁSTICO BRASILEIRO, MOVIMIENTO NEOCONCRETO, TROPICALISMO.
Hélio Oiticica (Río de
Janeiro, 26 de julio de 1937 - Ib., 22 de
marzo de 1980) fue uno de los artistas plásticos brasileros más innovadores del
siglo XX y actualmente es reconocido como una figura clave en el desarrollo del
arte contemporáneo. Es conocido por su participación en el
movimiento neoconcreto de Río de Janeiro y por
ser una de las inspiraciones del tropicalismo,
por su uso radical del color y sus experimentaciones con el "arte
ambiental" en las que diluye la frontera entre el arte y la vida y entre
la obra y el espectador.
Inicios y el
Grupo Frente
Los primeros trabajos de Hélio
Oiticia, realizados a mediados de la década de 1950 está profundamente
influenciado por los artistas concretos
de Sao Paulo y en general por la abstracción geométrica en boga. Fue un miembro
de el Grupo Frente (1955-56), que había
sido fundado por su maestro Ivan Serpa, junto a Lygia
Clark y Franz Eissmann. De esta época
data una pintura
sin título de 1957 donada recientemente al MoMA por Patricia Phelps de Cisneros. Su obra
temprana utilizaba colores primarios y secundarios contrastados y formas
geométricas rígidas; pero rápidamente empezó a utilizar colores más cálidos y
brillantes como los intensos rojos y naranjas que acompañarán su obra por el
resto de su vida.
Metaesquemas
Entre 1957 y 1958, Oiticica
produjo una serie de más de 350 pinturas en las que realiza una "obsesiva
disección del espacio a través del color".En estas obras Oiticica reduce su vocabulario
a formas geométricas monócromas que generalmente están insertas en una retícula
a la cual no se alinean generando una sensación de inestabilidad y dinamismo y
retando su propia bidimencionalidad. En otras piezas de la serie, empieza a
generar un efecto rítmico entre las figuras geométricas y el espacio que las
rodea generando una sensación de ambivalencia entre ambos.
A través de estos efectos
Oiticica empieza a contradecir las bases sobre las que estaba planteado el arte
concreto en Brasil, su racionalismo y su rigidez compositiva. Son estos
cuestionamientos los que lo llevarán a formar el grupo neoconcreto y finalmente
a destruir los límites de la pintura modernista de mediados del siglo XX.
Neoconcretismo
y la expansión del color
En 1959 Oiticica participó del
movimiento Neoconcreto junto a los artistas Amílcar de Castro, Lygia
Clark, Lygia
Pape, Franz Weissmann y el poeta Ferreira
Gullar. El movimiento rechazaba la naturaleza objetual y el racionalismo
del arte
concreto y buscaba un acercamiento más fenomenológico y menos científico al
arte, basado en las ideas de Merleau-Ponty y de Bergson. Un arte que "afirmando la integración
absoluta de esos elementos, cree que el vocabulario geométrico que
utiliza puede asumir la expresión de realidades humanas complejas. El neoconcretismo buscaba hacer evidente la
relación espacial de la obra con el espectador, entendiendo inclusa a las obras
como organismos vivos (por ejemplo en los Bichos de Lygia Clark). A
partir de su experiencia en el grupo, Oiticica intensificó su exploración del
color como un campo sensorial que va mucho más allá de la pintura. Entre 1959 y
1962, realizó una serie de pequeñas pinturas monocromas, Invencoes, que
debían encarnar la luz en lugar de representarla.
El grupo se desintegró en
1960. A pesar de su corta duración, sus planteamientos tendrían una profunda
influencia en el desarrollo posterior de la obre de sus miembros y en general
del arte contemporáneo brasileño. Oiticica continuó con su exploración del
color, realizando pinturas sobre estructuras de madera colgantes con
alteraciones sutiles en las tonalidades del color que poco a poco crecerían en
escala hasta llegar a proporciones arquitectónicas y convertirse en laberintos
que el espectador podía penetrar, como en sus famosos Núcleos y Penetrables.
Bólides y
Parangolés
Entre 1963 y 1967, Oiticica
expandió su exploración del color y la manera en que este es percibido por el
espectador a través de una serie heterogénea de objetos llamados Bólides.
Los primeros, los Bólides caixas, eran estructuras pequeñas,
generalmente de madera pintada de color rojo, amarillo o naranja, pero incluían
otros materiales como espejos, telas, vidrios, plástico y otros materiales.
Estos fueron seguidos por los Bólides vidrios, que consistían en
contenedores llenos de pigmento, conchas, tierra y otros elementos orgánicos
que encarnaban el color. La evolución de los Bólides pasa de ilustrar el
concepto de "totalidad cromática" en una estructura a buscar representar el color en su forma más
cruda e incorporar la dimensión táctil del color.
En paralelo, Hélio Oiticica
realiza otra de sus series de obras más radicales y conocidas: los Parangolés.
Él había estado construyendo relaciones en las favelas de Mangueiray aprendiendo a
bailar en una de sus escuelas de samba
y generando amistades; a partir de estas colaboraciones, Oiticica empieza a
realizar banderas, capas y túnicas con telas, plásticos, sogas, pinturas, etc.
que debían ser usadas y activadas a partir del movimiento del cuerpo humano. Muchas veces los Parangolés contenían
mensajes poéticos o políticos escondidos entre sus capas de materiales, como
"Yo encarno la revuelta" o "Sexo y violencia es lo que me
gusta". Es importante considerar que a partir de 1964
se inicia un gobierno dictatorial represivo en
Brasil y que estas obras tenían una carga de resistencia y crítica política
que se mantendrá en las siguientes obras del artista.
Tropicalia y
Edén
En 1967 Hélio Oiticica realiza
una instalación llamada Tropicalia que consta de dos penetrables
colocados sobre una capa de arena y rodeados de plantas tropicales en envases
plásticos y dos guacamayos encadenados. La pieza es un retrato crítico
de la imagen de Brasil y especialmente Río como un paraíso tropicales; la arena
y las plantas evocan las playas y los penetrables están basados en las
estructuras de las favelas que rodean la ciudad. La pieza incluye también
poemas de Roberta Salgado escritos en
varios objetos.La instalación fue la inspiración para una
canción de Caetano Veloso y eventualmente para el movimiento
tropicalista como un espacio de resistencia ante el régimen militar.
En 1969, Oiticica tiene la
oportunidad de hacer una gran instalación en la Whitechapel Gallery. En ella
crea un espacio enorme con varios penetrables sobre una capa de arena y agua.
En ella Oiticica evita dar referencias obvias a lo tropical y sin imágenes
claras (en parte como respuesta a la manera en que el movimiento tropicalista
se había convertido en un cliché)obra está llena de espacios distintos
donde el espectador puede tener diferentes experiencias; hay una carpa de Caetano
y Gil
donde uno puede colocarse audífonos y oír música, un espacio para leer, uno
puede caminar sobre roca molida o echarse sobre camas de esterilla, entre otras
experiencias.
Migración a
Estados Unidos
En 1970 viaja a Nueva York,
becado por la Fundación Guggenheim, donde estudia cine en NYU y empieza una radical experimentación
en este medio, con lo que él llama Quasi-cinema en series de
diapositivas, videos de tipo casero y también películas con guion. 5 Una de sus obras más conocidad de este
periodo es Cosmococa en la que una serie de proyecciones simultáneas de
diapositivas muestran imágenes de líneas de cocaína
sobre carátulas de discos de vinilo en un espacio con amacas u otras objetos.
También escribe mucho durante este período de su vida. Sigue realizando sus
Parangolés y crea una serie de fotografías de amigos y amantes usándolos.
Regreso a
Brasil
Memorial
En 1996 se creó en Río de
Janeiro el Centro de Arte Hélio Oiticica en su memoria. En 2007, la galería Tate
Modern en Londres y el Museo de Bellas Artes en Houston ha expuesto importantes
exhibiciones del trabajo de Oiticica. En octubre del 2009 un incendio destruyó
gran parte del legado Oiticica que estaba provisionalmente almacenado en la
casa familiar del barrio de Jardim Botânico, en la zona sur de Río de Janeiro,
mientras se reformaba el centro de arte que lleva su nombre.
Trabajos más
destacados
- Metaesquemas (1956-58), varias colecciones.
- Bólides (1963-69), varias colecciones.
- Edén (1969), [presentado originalmente en la Whitechapel Gallery de Londres]
- Nidos (1960)
- Projeto Cães de Caça (1961)
- Grande Núcleo (1960-66), Colección de César y Claudio Oiticica, Rio de Janeiro.
- Parangolés (1964-79), varias colecciones.
- Tropicalia (1967), Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid.
- Relieves espaciales (1960)
CIENTÍFICO INGLÉS INDEPENDIENTE, METEORÓLOGO, ESCRITOR, INVENTOR, QUÍMICO ATMOSFÉRICO, AMBIENTALISTA, FAMOSO POR LA HIPÓTESIS GAIA
James Ephraim Lovelock, CH, CBE (26 de
julio de 1919)
es un científico
independiente, meteorólogo, escritor, inventor, químico atmosférico, ambientalista,
famoso por la Hipótesis Gaia, que visualiza a la Tierra como un
sistema autorregulado.
Su invento, el detector de captura de electrones,
permitió detectar componentes tóxicos en regiones tan remotas como la Antártida.
Contrario al armamentismo
nuclear, promueve un uso pacífico de la energía nuclear como único recurso para disminuir
el abuso de los combustibles fósiles y evitar que el sistema atmosférico llegue
a un punto sin retorno que lo desestabilice.
Lovelock nació en la ciudad
jardín de Letchworth (Letchworth Garden City), Hertfordshire.
Estudió química en la Universidad de Mánchester antes de
obtener un puesto de investigación médica con el Medical Research Council
(Consejo de
investigación médica), Londres. Estudió en la Escuela de Londres de
Higiene y Medicina Tropical.
Durante su estancia en Estados
Unidos llevó a cabo distintas investigaciones en la Universidad
Yale, el colegio de medicina de la Universidad de Baylor y en la Universidad Harvard. Fue durante su estancia en
la citada Universidad Yale cuando desarrolló el detector de captura de electrones.
Según comentó en una entrevista concedida al diario El País, aunque se vio obligado a ceder la
patente al gobierno de los Estados
Unidos no se siente frustrado por este hecho.
La Geological Society of London lo galardona
con la medalla Wollaston en 2006 por la
"creación de un campo de estudios enteramente nuevo en Ciencias de la tierra", la ciencia
del sistema Tierra
PINTOR Y ESCULTOR ARGENTINO, ARTE ÓPTICO, ABSTRACCIONISMO GEOMÉTRICO
Rogelio Polesello estudió en
la Escuela de
Bellas Artes Manuel Belgrano y también en la Escuela Nacional
de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón en donde se recibió de profesor de
grabado, pintura y dibujo.
Es considerado uno de los
mayores exponentes del arte óptico en Latinoamérica. A lo largo de su carrera ha
transitado por distintos lugares del llamado abstraccionismo
geométrico.
El sábado 20 de noviembre de
2010 se inauguró la principal escultura suya, un monumento memorial a los
Héroes de la Batalla de la Vuelta de Obligado
en el sitio donde ocurriera dicha batalla.
Otra de sus obras de arte más
reconocidas, fue un trabajo de pintura realizado a pedido del automovilista
argentino Guillermo Maldonado, quien en el año 1988 solicitara sus
servicios para lograr la decoración de su automóvil de carreras (un Volkswagen
1500), para competir en el campeonato argentino de Turismo Competición 2000. El resultado,
fue un decorado de franjas multicolores, dispuestas sobre un fondo negro mate.
Por la impresión visual que generaba la combinación cromática de esos colores,
este coche fue vulgarmente bautizado como "El Policromático".
Actualmente, el mismo descansa en el Museo Juan Manuel Fangio de la ciudad de Balcarce.
Obtuvo dos Premios
Konex en 1982 en la disciplina Objetos y en 2012 en la disciplina Pintura:
Quinquenio 2002 - 2006, cada una como uno de los 5 mejores de la última década.
Murió víctima de un infarto de
miocardio en su ciudad natal, Buenos Aires, el 6 de julio de 2014.
CLÉRIGO, PINTOR, ESCULTOR, ARQUITECTO, TRATADISTA DE ARTE, HUMANISTA Y POETA ESPAÑOL
Pablo de Céspedes (c. 1538/1548-Córdoba, 26 de
julio de 1608),
racionero de la catedral de Córdoba, fue un clérigo,
pintor, escultor, arquitecto, tratadista de arte, humanista y poeta español.
La primera y fundamental
fuente de información sobre la vida y obra de Pablo de Céspedes la proporciona Francisco
Pacheco, pintor y amigo del cordobés, al que el suegro de Velázquez dedicó un retrato glosado en el
incompleto Libro de descripción de verdaderos retratos de ilustres y
memorables varones y numerosas menciones en el Arte de la pintura,
imprescindibles para el conocimiento del pensamiento artístico de Céspedes. En
1649, el mismo año en que se publicó el Arte de la pintura, salió en
Roma Le vite de'pittori, scultori et architetti de Giovanni
Baglione con un elogio dedicado a Céspedes. Otras noticias se encuentran en
la correspondencia de Pedro de Valencia y en la biografía que le dedicó
Antonio Palomino, donde daba noticia de algunos
trabajos ahora perdidos pero que él había llegado a ver, especialmente el
discurso de la antigüedad de la mezquita-catedral de Córdoba, cuyo
origen encontraba en el templo dedicado por los romanos
al dios Jano.
Según afirma Pacheco en el Libro
de descripción de verdaderos retratos y repite Palomino, Céspedes fue
natural de Córdoba y se crio con su tío Pedro de Céspedes, de quien heredó el
título de racionero de su catedral. Si, como dicen ambos transcribiendo el
texto de su epitafio en la catedral cordobesa, murió «en su Patria a 26 de
Julio el año 1608 siendo de 60 años», hubo de nacer hacia 1548. Ceán Bermúdez, sin embargo, adelantó el
año de su nacimiento a 1538 en razón del año de su matriculación en la
Universidad de Alcalá, que él creía en 1556, y lo decía nacido en Córdoba, en
casa del racionero Francisco López Aponte, tío abuelo de Pablo de Céspedes y
hermano del racionero Pedro de Céspedes. Según Ceán, el padre de Pablo de
Céspedes, Alonso de Céspedes, era hijo de otro Alonso de Céspedes, noble y
natural de Ocaña, y de Francisca de Mora, en tanto su madre,
Olaya Arroyo, habría nacido en Alcolea
de Torote (actual provincia de Guadalajara Como el testamento de López Arponte, fechado
el 11 de julio de 1547, destinaba una partida de diez mil maravedíes a la
educación de Pablo de Céspedes, habría que descartar el de 1548 como año de su
nacimiento, en opinión de la profesora María Ángeles Raya que, conforme al
mismo testamento, lo cree nacido en Alcolea de Torote, en el arzobispado de Toledo.
La ausencia de documentación
impide conocer con precisión sus primeros años de vida. Según la biografía que
le dedicó Pacheco en el Libro de descripción de los verdaderos retratos,
se crio con su tío «hasta que tuvo edad de estudiar, i visto su grande ingenio
lo envió a Alcalá de Henares» donde pasó algunos años estudiando primero con
otro Pedro de Céspedes, pariente suyo, y luego con Ambrosio de Morales, quien le tuvo en mucha
estima y le confiaba las lecciones cuando debía ausentarse. Su paso por la Universidad de Alcalá, en la que
aparece registrado como estudiante de arte y teología, se ha podido confirmar documentalmente, no
así el año de su ingreso, para Ceán, 1556, ni el tiempo que pasó en ella.
Se desconoce también cualquier dato relativo
a su formación artística; Pacheco cuenta que desde pequeño se inclinó a la
pintura, «de suerte que no avia pared segura que no debuxasse, sin perdonar las
planas donde escribía». Las primeras noticias de su dedicación a la pintura
proceden de Italia, donde, según Pacheco, se hospedó en la casa del obispo de
Zamora, natural de Córdoba, y pasó siete años sin maestro de pintura pero en
compañía de Cesare Arbasia, estudiando los dos «con tan grande
ahínco, que les amanecía todos los días en este exercicio».
Estancia en
Roma
Como en su Discurso de la
comparación de la antigua y moderna pintura y escultura indica que la Piedad de Miguel
Ángel (Nuestra Señora de las Fiebres) se encontraba en el coro de la
Basílica de San Pedro, a donde se llevó en
1568, Francesc Quílez opina que no pudo llegar a Roma mucho antes de esa fecha. Para Jonathan Brown, teniendo en cuenta que
Giovanni Baglione indica que Céspedes se encontraba en Roma en tiempos del papa
Gregorio
XIII, que comenzó su pontificado en 1572, y que se le documenta de vuelta
en Córdoba en septiembre de 1577, los siete años que, dice Pacheco, pasó en
«aquella famosa Atenas» pudieron comenzar en 1570 o poco antes. constancia documental de que en 1572 se
inscribió en la cofradía de San Giuseppe di Terrasanta, de la que Federico
Zuccaro era regente perpetuo, y en 1575 fue designado capellán de esa misma
institución.En Roma se inscribió en la Academia de San Lucas, donde aparece
registrado un «Paolo Cespedez spagniolo Pittore», y trató con pintores y
erudito.
Por el Discurso de la comparación de la
antigua y moderna pintura consta que tuvo trato con Tommaso
Cavalieri, en cuya casa decía haber visto un mosaico con unos peces,
excelente obra,y un vaso de barro de gran tamaño pintado «el
vientre de follajes y alrededor del cuello [...] Troya en figura de una grave
matrona y puestos por orden aquellos héroes que asistieron en aquella guerra,
con unas letras griegas en que cada uno tenía su nombre», según recordaba en la
carta más tarde dirigida a Pacheco. El encuentro con Cavalieri pudo facilitárselo
su gran amigo Benito Arias Montano, pero también y más
probablemente Juan Verzosa, fallecido en Roma en 1574, a quien
Céspedes dedicó un epigrama latino.
Por Pacheco se sabe que tuvo
trató con Federico Zuccaro y que admiró las obras de Miguel
Ángel y de Rafael, en los que estudió el dibujo como parte
principal de la pintura, aunque en el color, añadía Pacheco, prefirió seguir el
estilo de Antonio Allegri da Correggio. Es
seguro un viaje de Céspedes a Parma, acreditado por su conocimiento directo de la Piedad
pintada por Correggio para la iglesia de San Juan Evangelista, que en el Discurso
de la comparación pone como ejemplo de expresividad en las figuras. También en Roma practicó la escultura en cera
y ganó fama con una cabeza en mármol de Séneca.
Aprendió además la técnica de pintura al fresco, poco
practicada en España, con la que, según Baglione, decoró al modo de Polidoro da Caravaggio la fachada de un
palacio situado en Via del Corso, y pintó el túmulo del marqués de Saluzzo en
la basílica de Santa María en Aracoeli
y las bóvedas y muros de la capilla Bonfili, en los que Baglione le atribuye la
Creación del mundo con Adán y Eva, cuyo paisaje habría pintado Cesare
Arbasia, la Natividad y los profetas de las pilastras además de los
evangelistas de la bóveda y las escenas de la vida de la Virgen de los lunetos.También Céspedes y Arbasia pintaron al fresco
la Anunciación que daba nombre a la capilla, sustituida u oculta a
comienzos del siglo XIX por el Descendimiento de la Cruz de Daniele
Volterra, que ocupa ahora la pared del altar. De su estancia italiana quedan únicamente
estos frescos de la capilla Bonfili en la iglesia de la Trinità dei Monti, la primera de las obras del
racionero que se ha conservado.
Córdoba y
Sevilla
Volvió a España, según
Pacheco, en 1575 y dos años después, el 7 de agosto de 1577, tomó posesión de
la prebenda que en la catedral de Córdoba disfrutaba su tío
Pedro de Céspedes. Francisco M. Tubino, en el estudio que
dedicó a Pablo de Céspedes, premiado por la Academia de San Fernando en 1866,
escribe que «el día 8 de Agosto de 1577 Gonzalo Estaquero, prebendado cordobés
y procurador de Pablo de Céspedes, presentóse al Cabildo Catedral; y con ayuda
del notario eclesiástico Nicolás Rodríguez, exhibió las bulas en que se
concedía a su representado la ración que tenía y disfrutaba Pedro de Céspedes». Al encontrar conformes las bulas, el cabildo
abrió expediente de limpieza de sangre y envió al canónigo Muñoz a
Ocaña y Alcolea de Torote para que averiguase los antecedentes familiares del
aspirante y si se le podía dar posesión del cargo. En el mismo expediente
declaró su tío, el racionero Pedro de Céspedes, quien afirmó que su sobrino
había nacido en su propia casa, que era también la de su tío Francisco López de
Aponte, y encontrándose todo correcto se le dio posesión del beneficio. A pesar de ello y de haber recibido la
ordenación sacerdotal, posiblemente después del segundo viaje a Italia en 1583,
Pacheco afirma que no dijo misa en su vida.
En Córdoba se reencontró con Ambrosio de Morales, a quien se había pedido un
informe sobre la autenticidad de las reliquias de los mártires cordobeses
halladas en 1575. Céspedes lo ayudó en la corrección del cuaderno para el rezo
litúrgico de los santos mártires como debía ser observado en la catedral y en
la preparación del tercer volumen de su Crónica general de España. También por estas fechas debió de iniciar una
relación epistolar con el letrado Juan Fernández Franco, que
desde la villa de Montoro, donde residía al servicio de los marqueses del
Carpio, había adquirido renombre como experto conocedor de los restos
epigráficos dejados por Roma en la Bética. Según
Ceán, debatió con él acerca de la antigüedad del templo sobre el que se había
levantado la mezquita, que él creía era el originalmente dedicado a Jano por los romanos,
contra la opinión de Fernández Franco, aunque lo único que se ha conservado de esa
correspondencia es una carta de Fernández Franco a Céspedes fechada en Bujalance en
1601, en la que se ocupaba de una inscripción hallada en Cabra cuya transcripción le había facilitado el
racionero. Debió al mismo tiempo de hacerse cargo de
algunos trabajos de pintura para la catedral, en su doble faceta de pintor y
humanista, aunque también aquí escasean las noticias. La más significativa de
ellas es de julio de 1579, cuando recibió licencia del cabildo para ocuparse de
la pintura del velo del retablo mayor de la catedral. La obra estaba ya
terminada el 8 de abril del año siguiente según se desprende de otra acta del
cabildo en la que se lee, al informar de las cuentas: «El velo que se hizo
nuevo para el altar mayor, costó el lienzo y los colores nueve mil maravedís,
porque la pintura la hizo de balde el Sr. Racionero Pablo de Céspedes
Al margen de estos trabajos,
el cabildo le tuvo ocupado en funciones diversas: en julio de 1580 fue nombrado
su contador, con otros tres compañeros, y en octubre se le comisionó para
tratar con el corregidor de las condiciones en que se encontraba la Casa de
Expósitos. A finales de ese año, según Tubino, se le
encomendó el expediente de limpieza de sangre de Juan Rubio de Herrera, quien
tenía su residencia en Roma, al que se había entregado una prebenda en el
cabildo cordobés a pesar de tener algunos familiares penitenciados por las
inquisiciones de Madrid y Granada. Por este motivo, en octubre de 1582 obtuvo
permiso del cabildo para ausentarse y viajó a Roma por segunda vez,
permaneciendo en ella ocho meses.
En agosto de 1585 viajó por
primera vez a Sevilla
donde permaneció hasta enero de 1587. Pasó luego al Monasterio de Guadalupe, donde dejó algunas
pinturas estudiadas por Alfonso E. Pérez Sánchez y recibió la
visita de Federico Zuccaro.Desde ese momento y hasta 1603 debieron de
ser frecuentes los viajes a la capital andaluza, en uno de los cuales, siendo
su huésped, lo retrató Francisco Pacheco según contaba él mismo en el Libro
de descripción de los verdaderos retratos. Ceán supone que pudo tener casa
y sirvientes en la ciudad teniendo en cuenta uno de sus comentarios en el Discurso
de la comparación, en el que explicaba a Pedro
de Valencia que había estado en posesión de una «figurita egypcia de piedra
negra, toda labrada de hieroglíficos», y añadía: «hase perdido en la peste de
Sevilla, porque murió de ella un criado mío, que la tenía a su cargo con otras
cosas».
En Sevilla pintó al óleo los
ocho lienzos apaisados colocados sobre la cornisa de la sala del cabildo catedralicio, en la que trabajaba en 1592, con
alegorías de las virtudes y niños con cartelas,
y dos cuadros para la Casa Profesa de la Compañía de Jesús, que en tiempos de Ceán habían
pasado al Real Alcázar: un San Hermenegildo de
medio cuerpo —Triunfo para Palomino— y Cristo en el desierto servido
por los ángeles. También trabajó para el colegio que los
jesuitas tenían en Córdoba, donde en 1594 se encargó de la pintura del retablo
mayor —para el que según Pacheco dio también las trazas arquitectónicas—, con
el entierro de santa Catalina en el cuerpo central, «que es
admiración de los bien entendidos», y los altares colaterales, con los Santos
Juanes y la Asunción de la Virgen, que era ya en tiempos de Ceán el
único lienzo que se conservaba tras haber pasado a la Real Academia de Bellas
Artes de San Fernando.
La última noticia de su
actividad pictórica es de 1601, cuando el cabildo cordobés le encomendó el dibujo
de unos modelos de escultura y pintura para el retablo nuevo del crucero
catedralicio, «por ser eminente en el arte y de los grandes pintores de la
cristiandad». De otros trabajos para la catedral informan
Pacheco y Palomino, que se detienen especialmente en la Última cena localizada
en un retablo junto a la sacristía nueva, notable también por el enojo del
pintor con los que alababan «un vaso que estaba pintado en primer término» sin
prestar atención a lo demás, según la anécdota narrada por Pacheco y repetida
por Palomino, que concluía con el pintor pidiendo a voces a
su criado que borrase aquella menudencia en la que todos reparaban sin atender
a lo importante:
Andrés,
bórrame luego este jarro y quítamelo de aquí. ¿Es posible que no se repare en
tantas cabezas y manos en que he puesto todo mi estudio y cuidado y se vayan
todos a esta impertinencia.
A partir de 1603 se recluyó en
su casa a causa de una enfermedad que le impedía pintar y viajar, dedicándose
al estudio y a escribir. Murió el 26 de julio de 1608 en Córdoba (según Pacheco
con sesenta años) y fue enterrado en la misma catedral, frente a la capilla de
San Pablo donde acostumbraba a revestirse, con un epitafio puesto por el cabildo que
decía:
Obra
literaria y teoría artística
De las obras escritas por
Céspedes, además del epigrama dedicado a Verzosa, publicado en 1575, únicamente
se conocían, con anterioridad a la edición del Diccionario de Ceán en 1800, los fragmentos de un Poema
de la pintura, publicados dispersos e intercalados en el Arte de la
pintura de Francisco Pacheco y la Carta a Pacheco sobre
los procedimientos técnicos de la pintura fechada en 1608 y publicada del
mismo modo en el Arte de la pintura, escritos en los que Céspedes
exponía los requisitos que son necesarios para alcanzar la perfección en la
pintura conforme a los preceptos de la teoría italiana de las artes.
A ellos
añadió Ceán otros dos escritos fechados por él en 1604 y dirigidos a Pedro
de Valencia, de los que tuvo noticia por las copias que de los manuscritos
hizo Juan de Alfaro, dándolos a conocer en un apéndice
del tomo V de su Diccionario histórico de los más ilustres profesores de las
Bellas Artes en España: el Discurso de la comparación de la antigua y
moderna pintura y escultura, donde defendía que no había de ser mejor la
pintura antigua que la moderna, y el Discurso de la arquitectura del templo
de Salomón, donde se ocupaba del orden
corintio y la columna salomónica.
Aunque los escritos de teoría
artística conocidos corresponden sin excepción a los últimos años de actividad
del racionero, para Quílez Corella y en cierto modo también para Rubio Lapaz,
la condición de pintor no es determinante de su orientación teórica y, al
contrario, sería indudable que «el proceso de formación intelectual seguido por
Céspedes antecede e incluso ejerce una influencia en su particular forma de
intelectualizar el fenómeno artístico».
El marco doctrinal tendría por referente a
quien en alguna ocasión llama «tan señor y particular patrón mío», Arias Montano, aun cuando no se haya podido
demostrar que hubiese entre ellos trato directo, y se caracterizaría por una
erudición enciclopédica y en algunos aspectos retórica y superficial unida a la
firme creencia en la perfecta concordancia entre la tradición grecolatina y la
religión cristiana.
La preeminencia del dibujo es
absoluta en su concepción de las artes, lo que implicaba también la
subordinación de la escultura en el clásico parangón, pues «¿cómo pudo
el escultor hacer cosa buena, sino se ayudava primero del debuxo?», y sus más
excelsos representantes Miguel
Ángel, a quien situaba en la cima de la evolución histórica, por no creer
superior la pintura antigua a la moderna, y Rafael,
de quien elogia en particular el incendio del Borgo.
A falta de un desarrollo sistemático de su
pensamiento artístico —lo que en parte puede venir condicionado por el modo
como se han transmitido sus escritos—, su principal aportación radica en la
introducción en España de la crítica artística. Con libertad de juicio y
criterio propio, se enfrenta a Plinio
y a cuantos modernamente se apoyaban en él para sostener la preeminencia del
mundo antiguo, sin contar con otra cosa que palabras. Como escribe en el Discurso
de la comparación: «Digo pues, que vamos muy a peligro de errar, comparando
y cotejando las obras que no vemos con las que hemos visto en este siglo». De
forma tal que el juicio visual, el que puede permitir la contemplación directa
del objeto, será siempre para él siempre superior al que puede proporcionar la
lectura de un texto escrito.
Pintor
erudito
El «artista más sabio y
erudito que ha tenido España», como lo describió Ceán Bermúdez,conocedor de las lenguas vulgares, latina,
griega y hebrea y amigo «de los más lucidos ingenios de su tiempo», según la
semblanza que le dedicó Pacheco
«fue mui Filósofo en sus costumbres no estimando las onras vanas». Indiferente
a las opiniones recibidas,
Hazia tan
poco caso de la hacienda que perdía mucho entre año de su renta por
entretenerse en pintar, i a penas sabía contar un real. Ni supo jugar, ni
jurar, ni tuvo otros vicios; i lo que es más, nunca se le conoció flaqueza
contra la onestidad, ni en las palabras: siendo mui sobrio i templado en la
comida i bevida.
El inventario de sus bienes,
cuya redacción comenzó el día siguiente de su muerte, refleja una posición
económica desahogada a la vez que sus gustos anticuarios: ciento sesenta
medallas de bronce y once de plata más un cajón lleno de otras medallas que no
se cuantificaron, astrolabios, un altar de madera, modelos anatómicos para la práctica
del dibujo y objetos exóticos como una tortuga hecha de vidrio y unos alfanjes
turcos, un cuerno de unicornio, piedras «bezares» y semipreciosas, pero también
un collar de oro, dos sortijas con piedras preciosas y 5.366 reales de plata.
Las pinturas, aunque en su mayoría de asunto
religioso y sin nombre de autor, a excepción de dos que se decían de Bassano,
incluían también once paisajes. La biblioteca estaba formada por 253 libros,
aproximadamente una cuarta parte de ellos religiosos y el resto de asuntos muy
variados y en diversos idiomas, con una amplia representación de los autores
clásicos. Disponía también de los más divulgados tratados de arquitectura (Andrea
Palladio, Jacopo Vignola y Sebastiano
Serlio) junto con una traducción castellana de Vitrubio y los
Comentarios sobre Ezequiel de los jesuitas Jerónimo del Prado y Juan Bautista Villalpando, de los que se
serviría en su discurso del templo de Salomón. Pero escaseaban los de pintura,
representados solo por unas «Bidas de pintores» que han de ser las de Vasari,
cuyo manejo demuestran sus escritos aunque en alguna ocasión dijese no haberle
llegado sus manos el libro.
Discípulos suyos fueron Juan de Peñalosa, mencionado junto con Andrés Ruiz
en el inventario de los bienes del racionero, donde se decía de ambos que
residían en su casa y a su servicio, a los que agrega Ceán a Antonio
Mohedano, Antonio Contreras, Alonso Vázquez y Juan Luis Zambrano, «el discípulo más
adelantado» según Antonio Palomino,aunque nacido en 1598 tenía únicamente diez
años al morir Céspedes
ORNITOLOGO ESCOCÉS
William Robert Ogilvie-Grant (25 de
marzo de 1863 -
26 de
julio de 1924)
fue un ornitólogo escocés.
Estudió
primero en la Preparatoria Cargilfield y después pasó al Fettes College, en Edimburgo,
donde se graduó en Zoología y Anatomía.
Em 1882 llegó a ser
Asistente del Museo de Historia Natural de
Londres. Estudió ictiología bajo la supervisión de Albert
Günther.
En 1885 fue nombrado
temporalmente como jefe de la Sección Ornitológica, durante el viaje de Richard Bowdler Sharpe a la India. Permaneció en
ese departamento en el cual llegó a ser Curador de Aves, entre 1909 y 1918. Sucedió también
a Bowdler Sharpe como editor del Bulletin of the British Ornithologists'
Club, puesto que ocupó de 1904 hasta 1914.
Obra
- The Expedition to Sokotra. IV Descriptions of three new species of butterflies – Liverpool: Bulletin of the Liverpool Museums, 1899
- Arthropoda. Insecta: Lepidoptera - I. Rhopalocera. In: HO Forbes: Natural history of Sokotra and Abd-el-Kuri : Being the report upon the results of the conjoint expedition to these islands in 1898-9, by Mr. W.R. Ogilvie-Grant, of the British Museum, and Dr. H.O. Forbes, of the Liverpool Museums, together with information from other available sources. Forming a monogragh of the islands – Liverpool: Bulletin of the Liverpool Museums, 1903
- Exhibition and description of a new subspecies of Grosbeak, Rhynchostruthus percivali yemenensis, from the mountains of S. Yemen – Bulletin of the British Ornithologists' Club, 1913
- Report of a new race of Palm Dove – Bulletin of the British Ornithologists' Club, 1914
Abreviatura
(zoología)
La abreviatura Ogilvie-Grant
se emplea para indicar a William Robert Ogilvie-Grant como autoridad en la
descripción y taxonomía en zoología.
CANTANTE Y ACTOR MEXICANO
ingresó en el mundo de la
música a la edad de 2 años animado por su padre, el jazzista cubano Pablo Marichal (Poly) y por su
madre Rosario Ibar de Marichal.
Él y su hermana M'balia Marichal adoptan la pasión por la música
desde muy pequeños, y aunque empiezan a mostrar sus dotes musicales, fue en el
teatro y en la televisión donde participaron primero.
A los 2 años comenzó su
carrera en la televisión en programas como Chiquilladas y Chispas
de chocolate (en el cual compartía créditos con su hermana y su padre).
Después de la desintegración
de OV7 se dio a
conocer como solista con su disco Aerosoul, publicado el 18 de mayo
de 2004,compuesto por temas funk, soul, rock y
R&B, el cual preparó junto a Áureo
Baqueiro, Mario Domm, Edgar
Oceransky y Sebastián Arocha. En este disco
también fungio de co-productor, escritor y compositor. Tuvo como artistas
invitadas a Natalia Lafourcade, Ha*Ash y María Barracuda a las que admira mucho.
"No me quiero enamorar"
se lanzó como primer éxito y sonó bastante en México, Estados
Unidos y Latinoamérica. El vídeo lo hizo a principios de abril,
mientras que el 17 del mismo mes actúo en el Zócalo capitalino, en el marco de
un festival de radio.
En junio filma el vídeo de su
segundo sencillo, "Latín party (Tu corazón lo sabe)", en los estudios
argentinos Film Planet con la dirección de Picky Tallarico. Participaron 40
extras y más de 30 personas en producción.
En julio tras hacer promoción
por Centroamérica, Puerto
Rico, Estados Unidos (Chicago, Filadelfia,
Nueva
York, Washington, Houston, Dallas, Miami) y Argentina,
empezó su gira oficial de conciertos y es invitado para abrir algunas
presentaciones de Sin Bandera. Vende 80.000 copias en EE. UU. y
100.000 en algunos países de Latinoamérica.
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